U N O

120 23 14
                                    

U N O • AVISTAMIENTOS.

Become The Beast - Karliene.

—Cariño, ¿te encuentras bien?—dice una voz suavemente.

Giro mi cabeza y le veo.

—¿Por qué duele?—pregunto mientras mis ojos arden con lágrimas acumuladas.

—Ya pasará cariño, solo deja que fluya—dice y acaricia mis mejillas llevándose el torrente de lágrimas consigo.

~•~

Mi respiración está agitada cuando recupero el control de mi entorno. Abro mis ojos y me giro hacia Judith que sigue hablando frente a mi.

—...y así es como el Sr. Zimmerman me indicó que debo dejar de chantajear a las personas para que interactúen conmigo... Yo no soy manipuladora, nunca le haría daño a nadie, no seria capaz de ello. ¿Que piensas tu Anne?

Siento una mano agitarse frente a mi rostro y salgo de mi ensimismamiento.

—Disculpa, e-eh ¿que decias?—pregunto distraída.

—¿Tan siquiera me escuchabas?—pregunta molesta.

—Lo siento, pero no. Me duele la cabeza, me siento tan... aturdida—digo frotándome las sienes.

—Eh, bueno... hablaré un poco más bajo, si te sirve—dice reduciendo un poco su tono de voz.

Suspiro cansada y sigo tratando de concentrarme en alejar el dolor.

Respira...

No, no, no—murmuro para mi misma.

Si, hazlo... respira...

¡Cállate! ¡Déjame en paz!

¿Estoy... loca?

Ambos sabemos que no...

¡CÁLLATE!

Me necesitas...

¡CIERRA LA BOCA! ¡ALÉJATE! ¡CÁLLATE!

Me...

¡Estoy loca! ¡Estoy loca! ¡Estoy...!

Oigo una sirena y recién me doy cuenta de que he estado gritando.

Código 6. Repito: código 6. Al comedor—exige una voz fría a través de los altavoces.

—¡SAL DE MI! ¡SAL! ¡VETE!—sigo gritando sin poder controlarme.

Unos brazos fuertes me toman por la espalda mientras intentan deshacerse de mi sudadera. Una vez que lo logran siento un pinchazo en mi cuello.

El líquido corre.

Y lo último que siento antes de caer en la inconsciencia es el poder y la fuerte presencia de la misma sombra que me persigue desde que llegué.

~•~

Abro mis ojos y veo una sala blanca con toques en verde aqua. No necesito mucho más para saber que es el consultorio de la Señorita Gray. Lo confirmo cuando la veo en el sillón frente a mi.

—Hola, Annelise—habla con esa voz suave y cautelosa, ajustando sus grandes gafas de pasta gruesa.

Me incorporo en el cómodo sofá y quedo sentada, viéndola con expresión confusa.

Kólasi©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora