S E I S

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S E I S • PASADO

Arcade - Duncan Laurence

¿Hablas de...?

—Si.

—¿No es un poco extremista?

—Es la única manera de deshacernos de esas plagas.

Tras unos silenciosos segundos cargados de tensión, finalizó:

—Hay que matarlos.

~•~

Hay un silencio sepulcral durante una décima de segundo, antes de que estallen los gritos.

Son agudos, graves, pero por sobre todo, desgarradores. Los trabajadores piden que guarden la calma pero es inútil. A la alarma se le suma una voz robótica pidiendo que evacuemos el edifico.

—¡Salid en dirección al patio trasero!—grita la directora por el micrófono.

Las personas comienzan a salir desesperadas. Siento que alguien jala mi brazo y cuando me giro es Dorian, luciendo determinado. Comienza a dirigirme a la salida, esquivando personas y sillas. Entre el caos veo gente de rodillas, unos golpeando a otros, un chico grita en una esquina y los demás corren despavoridos.

Dorian sigue corriendo y decido centrarme en salir.

Corremos hasta que estamos fuera, hay menos personas, pero el caos es el mismo. Los enfermeros, profesores y psiquiatras intentan controlar la situación indicando hacia dónde tenemos que salir. Dorian intenta dirigirme hacia las escaleras de emergencia, pero cuando estamos a punto de bajar algo me detiene. No puedo explicar qué sucede, pero tengo un repentino impulso de ir hacia arriba. Y así lo hago, corro hacia las escaleras que suben al siguiente piso.

—¡Hey, Anne!—oigo gritar a Dorian, desesperado, pero lo ignoro.

Me tropiezo más de una vez, pero no paro hasta que llego al piso del incendio. Sale humo de la habitación del final del pasillo. Corro hacia ella y me paro en frente.

Espero a que el humo me afecte, pero no sucede. Deseo acercarme más. Doy otro paso, y quiero dar otro, pero una llama casi me toca y retrocedo instintivamente. Lo normal sería estar nerviosa, pero no lo estoy. Solo estoy curiosa. Me acerco con más cuidado y veo la habitación incendiándose. Un pedazo de la pared cae al suelo.

Cuando casi entro por completo a la habitación unos brazos me abrazan con urgencia y me hacen retroceder. Caemos al suelo unos metros detrás. Desesperada, me sacudo intentando escapar, pero es más fuerte que yo.

—¡Quieta, Annelise!—grita la suave voz de Finn en mi oído.

Mi respiración está acelerada de pronto, al igual que los latidos de mi corazón. No se que hacía. Miro hacia atrás y de cabeza veo a Dorian, a penas llegando por las escaleras y viendo a Finn con expresión confundida. Más atrás llegan unas enfermeras acompañadas de otros enfermeros con extintores en mano. Finn se levanta y me lleva consigo. Las enfermeras me toman entre ambas y solo puedo sentir como se zarandea mi cuerpo mientras bajan las escaleras. No puedo moverme, pero sigo consciente. Ni siquiera puedo abrir los ojos.

Caigo sobre una superficie acolchada. Huele a carbón y pasto. Me llega una brisa. ¿Estoy en el patio trasero? Es probable que trajeran las cosas de la enfermería hasta acá.

Intento mover algo nuevamente, pero sigo sin poder. Solo a mi se me ocurre acercarme así a las llamas.

~•~

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