- Capítulo uno -

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Luke

—Han llegado un hombre y un chico nuevo a la cafetería hace unas horas —anunció William tan pronto como entró a la casa y vió a Noah y a Luke estudiando en la redonda mesa del comedor.

Luke sintió su llegada y agradeció internamente poder separar la mirada del montón de libros de biología regados a su alrededor para girarse a ver a sus hermanos.

—Al parecer, piensan quedarse en aquella cabaña junto al lago —añadió el segundo de los gemelos mientras se quitaba la pesada chaqueta de cuero color beige y la dejaba en el respaldo de la silla junto a Noah, que de repente se había puesto tenso.

El castaño chasqueó la lengua. Ver a su mejor amigo temblar y ponerse rojo ante la menor de las interacciones con su hermano era algo a lo que nunca iba a terminar de acostumbrarse.

Un segundo después, Mitchell se acercó de manera despreocupada para ojear uno de los libros inclinándose un poco justo a un lado de Noah.

Y por supuesto, la cosa empeoró.

Luke tuvo que dirigirle al gemelo una gélida mirada de advertencia antes de finalmente dignarse a intervenir en la conversación.

—Imposible, no vienen turistas en esta época del año —señaló y giró un poco sobre su silla para alcanzar a ver a William también, cruzándose de brazos—. Lo más probable es que solo estén de paso.

Era noviembre, y el invierno estaba a nada de llegar.

Wiltshire no era más que un pequeño pueblo en Maine representado por un diminuto punto de color verde en los mapas en los que de vez en cuando aparecía, rodeado por montañas y casi consumido por el bosque.

A un costado de la carretera principal y con una población menor a los mil habitantes, no había absolutamente nada que pudiera atraer a nadie, o por lo que valiera la pena quedarse.

Las cabañas en lo profundo del bosque sólo solían ocuparse por gente de fuera durante el verano, Luke y sus hermanos lo sabían bien porque la mayor parte de ellas pertenecían a su familia.

Eran ellos quienes se encargaban de prepararlas y de cortar el exceso de maleza de los caminos antes de alquilarlas a mediados del año, y eran también quienes pasaban a recoger las llaves y a limpiar el desastre una vez que comenzaba la época de lluvias y se largaban justo por donde habían llegado.

La cabaña junto al lago quedaba a apenas un par de minutos de la casa de los Ryder, pero era, sin embargo, una de las pocas cabañas desperdigadas en aquel área del bosque que nunca habían conseguido comprar.

Era pequeña, bastante vieja, y hecha de madera casi en su totalidad.

Luke la conocía bien.

Pasaba por allí mucho más seguido de lo que le gustaría admitir.

A wolf by the riverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora