- Capítulo cuatro -

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Luke

El cuarto de Noah estaba generalmente tan limpio y ordenado que hacía a Luke avergonzarse del desastre en el que él vivía.

Aquella tarde, estaba más o menos hecho un caos porque Noah tenía un altero de ropa semidoblada sobre su cama, un par de maletas abiertas en el suelo y tantos libros regados por todas partes que no quedaba ni rastro de la superficie de su generalmente impecable escritorio.

Luke no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba así, pero no podía ser mucho.

Aunque era cierto que normalmente era Noah quien se pasaba las tardes en casa de Luke y no al revés, cuando mucho habrían pasado una o dos semanas desde la última vez que había estado en su habitación, tal parecía que los nervios finalmente habían podido contra la organización casi obsesiva de Noah.

Luke giró de nuevo sobre la silla de escritorio de su amigo —tal y como hacía cada vez que entraba a la habitación de este—, y al perder el vuelo se impulsó una vez más, pero hacia el otro lado. Llevaba haciendo aquello por casi diez minutos, pero cuando alzó la mirada, Noah seguía de pie frente a la cama, sacando y reorganizando cosas de ambas maletas y sin ponerle a Luke un ápice de atención.

—¿Qué tanto llevas en esa maleta? —preguntó Luke al tiempo que señalaba la más grande de las dos maletas que Noah había dejado, ya casi listas, al costado de la puerta.

—Ropa en la primera, zapatos y algunos de los libros que quiero repasar antes del examen en la segunda —respondió Noah, al tiempo que batallaba para hacerle espacio a su laptop en su mochila— Aunque tal vez...

Despedirse y ayudar con los pendientes de última hora, aquella había sido la excusa de Luke para pasar un último rato más junto a su amigo antes de que se fuera.

—Noah —lo interrumpió Luke—, llevas demasiadas cosas. No vas a mudarte, y estoy casi seguro de que te sabes esos libros de memoria, llévate el cuaderno ese que usas para tomar notas y ya está.

Aquello tan sólo le ganó que su estresado amigo lo mirara mal y le dijera que se callara, así que no volvió a decirle nada. Hizo un espacio sobre su cama y se acostó mirando al techo mientras Noah terminaba con su mochila. Aún no estaba lo suficientemente oscuro para que brillaran, pero como siempre, las estrellas de plástico pegadas en el techo capturaron la atención de Luke por algunos minutos.

Noah se iba en unas horas.

Su padre lo llevaría al aeropuerto en la ciudad más cercana y de ahí saldría por su cuenta a Nueva York, donde pasaría las próximas tres semanas.

Honestamente Luke no se había esperado que fuera a ser tanto. Una semana o cuando mucho dos. No era el fin del mundo, pero el anuncio había sido repentino, y a decir verdad, sabía que le esperarían unas vacaciones largas sin Noah.

—Mierda —musitó su amigo de la nada, llamando la atención de Luke. Dejó sin más cuidado la mochila en el suelo y se dejó caer de espaldas sobre la cama, sin importarle la ropa que aplastara, fijando la mirada en el techo —. Llevo meses preparándome para esto, pero realmente no había tenido tiempo para ponerme nervioso.

—Es sólo un examen —trató de consolarlo Luke—. Un examen más y podrás disfrutar de tus tres semanas de vacaciones como si nada.

—¿Y si no paso?

Una punzada de culpa recorrió a Luke. Se había centrado tanto toda la semana en lamentar el hecho de que Noah fuera a dejarlo solo en Wiltshire todas las vacaciones, que no se había dado cuenta de lo presionado que se sentía Noah por aquel último exámen en específico. Que ver a Noah estresado por la escuela no era ninguna novedad, pero aún así, Luke no podía hacer otra cosa que sentirse frustrado al no poderlo ayudar.

—Vas a pasar —dijo Luke con seguridad—. Y si no lo haces, siempre puedes volver a intentarlo el año que entra, y todavía tienes dos universidades de repuesto casi igual de buenas. Todavía falta mucho para que te vayas, ¿por qué no jugamos algo mientras?

No existía mejor manera de distraer a Noah que esa.

Se dedicaron a jugar a la play echados sobre la cama por lo que parecieron horas, siempre les bastaba con eso para olvidarse de todo lo demás.

No fue hasta que se escuchó a la distancia el motor de un auto aparcando frente a la casa que presionaron el botón de pausa, y fue Noah quien confirmó, levantándose como una flecha y asomándose por la ventana, que su padre había llegado y que era hora de irse.

Así que después de bajar las escaleras y ayudar a su amigo a subir las maletas a la cajuela, Luke se despidió de Noah con un abrazo y lo dejó subir al auto, aprovechando para saludar a su padre apenas con un movimiento de cabeza por el retrovisor. El hombre ni siquiera se había bajado para ayudar a subir algo, lo cual le hizo preguntarse vagamente si estaría enojado con Noah por aceptar quedarse con su madre tanto tiempo. El pensamiento no duró mucho en su cabeza antes de que decidiera que no le importaba.

De pie y justo al borde de la carretera, Luke observó el auto mientras se alejaba, perdiéndose lentamente a la distancia.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2022 ⏰

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