𝙾𝚗𝚎 𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜 - 𝚂𝚝𝚛𝚊𝚢 𝙺𝚒𝚍𝚜

ɢᴀᴍᴇ ᴏᴠᴇʀ

Arcade - Duncan Laurence 

El pequeño muchacho se encontraba sobre la cama con su pecho subiendo y bajando frenéticamente, sus manos cubriendo su rostro como si eso evitaría que las lágrimas salgan de sus ojos mientras su mente no dejaba de llamarlo idiota en mil maneras desconocidas para él, realmente le dolía todo esto pero sin embargo, fue él quien mismo aceptó ese pequeño e inofensivo juego que su hyung le había ofrecido a sabiendas de los sentimientos del menor.

- JeongIn-ah... -la voz del mayor salía rasposa.

Los ojos del menor se posaron en él con suma curiosidad, pues BangChan solo lo llamaba así cuando buscaba algo de parte de él.

- ¿Sí? –su voz apenas audible, maldiciéndose por ello pues estar con el australiano lo cohibía.

- ¿Sí qué? –burló el mayor sonriendo.

- S-sí hy-hyung –sonrío algo nervioso el pelinegro.

- Mhm... verás –soltó el mayor- te gusto ¿no? –el menor sintió su cuerpo crisparse por esas palabras y el mayor rio- Oh vamos, es algo obvio Yang –soltó sin pena.

- ¿Tan obvio soy? –susurró mientras jugaba con sus manos- Y-yo no quiero incomodarte, hyung...

- No lo hace –habló suave el mayor- me halaga, realmente Innie.

JeongIn sintió una cálida sensación en su pecho por un momento pensó que su enamoramiento sería correspondido.

- ¿Te parece si empezamos un juego? ­–volvió a hablar el mayor haciendo que el pelinegro frunza el ceño- Yo te doy atención y tú me das atención pero no somos exclusivos, no somos nada... algo así como amigos con derecho a más.

El menor sintió esa calidez transformarse en temor.

- Yo no... -susurró- yo no creo poder.

Se levantó dispuesto a irse, se sentía más pequeño aún después de esas palabras de parte de su hyung. Él simplemente no podía, no quería, él amaba al chico a su lado pero no pudo moverse más pues unas manos lo atraparon haciéndolo caer sobre el colchón, la mirada de Chris era profunda y cargada de emociones que no lograba descifrar.

- Será divertido, Innie, por favor.

El menor solo suspiro y antes de dar nuevamente una negativa los labios del mayor se posaron en los suyos nublando todo a su alrededor, dejando que se lleve por los sentimientos que tenía y terminando por aceptar.

Lo que antes habían sido sollozos ahora eran unos fuertes jadeos debido a lo pesada que su respiración se había vuelto después de recordar aquel día en el que inicio todo, en el que pensó que quizá si aceptaba podría lograr que el mayor se enamoré de él pero todo apuntaba a que no era ni sería así.