Tokio

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Caminaban por las calles de Tokio buscando aquel demonio que se había reportado que estaba en aquella zona. Tanjiro iba acompañado por Rengoku y Obanai, en esta misión no se llevó a su hermana, sólo sería cosa de un día y no había necesidad de llevarla, así que mejor optó por dejarla descansar.

Llevaban en caminata como unas 3 horas, pero no había rastro del dichoso ser. Así que para cortar el tan incómodo silencio que emanaba el ambiente, Tanjiro decidió hablar.

- Yo tengo hambre ¿Ustedes no? - habló Rengoku.

- Tú siempre tienes hambre, Kyojuro, vamos por algo de comer y después seguimos - exclamó el hombre de cabellos negros y un barbijo cubriendo su boca.

- Vi un puesto de udon por aquí, podríamos ir - sugirió el menor del grupo, pensando que sería una buena idea convivir y comer allí.

Cuando se alejaron de la zona comercial el cabellos burdeos visualizó el pequeño puesto de udon. Llamó la atención de ambos mayores avisando que habían llegado, al acercarse tomaron asiento en la pequeña mesa y se quedaron ahí esperando sus fideos que ya habían pedido.

Rengoku platicaba con el más joven para pasar el rato, Obanai sólo se dedicaba a escuchar y saborear su comida, de vez en cuando se unía a la platica, pero un grito los puso en alerta, el joven de cabellos burdeos tomo su monedero y pagó la comida.

Ambos Hashiras salieron corriendo con Tanjiro hacía la zona donde provenían aquellos gritos de agonía, fue fácil buscar de donde llegaban aquellos sonidos, el ruido y las personas que corrían en dirección contraria les facilitó la llegada.

Cuando llegaron visualizaron al demoni, que estaba a nada de deborarse a una chica que se notaba no más de 14 años.

- Oye tú maldito demonio ¡Éste es tu fin! - gritó el rubio.

- Oye mocoso, ve a ayudar a la chica nosotros nos encargaremos de él - Tanjiro asintió sin rechistar aquella orden.

Corrió hacía la chica que sangraba del abdomen, agonizaba y lloraba del dolor insoportable que sentía y Tanjiro olía ese dolor, vio tirado una tela y la tomo, por lo menos eso detendría el sangrado por unos minutos.

Los Hashiras luchaban con el demonio evitando que los ataques de este, afectarán a las personas y edificios del lugar, la gente estaba aterrorizada. Algunos rezaban por su vida y otros estaban llorando a cántaros.

- Oye tranquila, esto te ayudará.

- ¿Voy a morir? - sollozo la chica.

- No morirás, respira - Tanjiro estaba preocupado, el demonio era hábil y esquivaba cada ataque.

- ¡Malditos cazadores, esa chica era mi cena estaba fresca!

- Ya cállate escoria, Tercera Postura: Atadura de serpiente.

Tanjiro aprovecho el momento y tomo a la chica entre sus brazos cargandola estilo princesa y atravesó el campo de batalla, el demonio vio la oportunidad y no la desaprovecho.

Le lanzó una técnica de sangre a Tanjiro, haciendo que la chica caiga al suelo.

- ¡Joven Kamado! - gritó, sostuvo el mango de su katana con fuerza y utilizó una de sus posturas, en un abrir y cerrar de ojos la cabeza del demonio salió rodando.

Obanai fue a verificar si el chico de cabellos burdeos se encontraba bien, no lo hacía por que le importaba si no por obligación, también era trabajo cuidarlo, ordenes del patrón.

- Oi, mocoso ¿estás bien? - movió con cuidado el cuerpo de Kamado.

- S-si I-iguro-San - sonrió - ¿D-donde esta la j-joven?.

¿Niñeros Por Dos Semanas?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora