Mundo Caído. El último que queda.

Capitulo 1. La tormenta que se aproxima

Un fogonazo de luz que iluminó el cielo nocturno como si fuera de día, y provocó un sonido atronador como un relámpago. El objeto luminoso cayó en el centro de kumandra, provocando un fuerte oleaje en los ríos y haciendo que el agua chisporroteara con rayos morados y azules. Caminando por las aguas, una figura oculta por una capa y capucha negra, avanza por el agua hasta alcanzar la orilla.

La figura avanzaba con dificultad.

Aquella noche era tranquila y de madrugada, o por lo menos lo era hasta hace minutos. La caída del meteorito había llamado la atención de todos los centinelas en los limites de los territorios. Todos vieron el fogonazo y el estallido entonces dieron un aviso para explorar el lugar.

La figura camina pesadamente por la jungla, arrastrando los pies. Cuando logró salir de la espesura llegó a terreno abierto, donde se detuvo y miró al cielo. Desde allí podía una extraña montaña, en mitad del agua.

Tras la derrota de los Druun hace un año, Kumandra se encaminó a reunificarse de nuevo, la joya fue guardada en Corazón de nuevo. Yuna vez al año, se celebraba un gran festival en aquel lugar, donde se reunirían las gentes de cada tribu. Aquella mañana llegaron las otras tribus junto a sus líderes para festejar y Raya y su padre estaban allí para recibirlos. Por ese día, Raya sería sustituida para proteger la joya, para asistir con su padre. Raya esperaba acierta persona. Iba vestida de forma más ''elegante'', pero mantenía ese porte duro. Raya al verla se acercó, y en cuanto estuvieron lo bastante cerca empezaron a intercambiar golpes y movimientos acrobáticos, una forma amistosa de pelear para saludarse.

Namaarie:-No has perdido tu toque. Y yo que pensaba que te habrías oxidado.

Raya:-¿Para que puedas ganarme?, de eso nada. De hecho, yo pensaba que tueras la que iba a estar oxidada-.

Namaarie:-Hehe, nunca-.

Ambas se dieron un abrazo mientras sus padres sonreían mirándolas.

La mañana transcurrió con exhibiciones de artesanía, deporte y combate, además de arte culinario de cada tribu. La música y las voces alegres de toda esa gente llenaba el lugar. Raya y Namaarie se ponían al día de todo lo ocurrido en ese año, dando un paseo por el puente.

Namaarie:-Sin duda, no ha quedado un solo Druun en Kumandra, se me hace un poco raro no dormir con un ojo abierto por si veo alguna luz púrpura o un sonido siniestro.

Raya:-6 Años así, no es fácil olvidar las reglas de supervivencia-.

Namaarie:-Bueno, no esta demás estar alerta por si acaso, ¿no?. Por cierto, pensaba que Sisu estaría aquí-.

Raya:-Vendrá, la fiesta de esta noche no va a querer perdérsela. Y más después de un año de...-.

Namaariese había quedado estática mirando al frente.

Raya siguió la dirección de su mirada. Acercándose por el puente se acercaba alguien, cubierto por una capa andrajosa, sucia y raída. Caminaba lento, como si cada paso fuera un suplicio.