Reencuentro

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Kohaku era una persona que normalmente escuchaba a sus instintos. Confiaba muchísimo en su intuición, pero esta vez, incluso aunque sentía que estaba siendo observada y hasta perseguida, no sentía ninguna sensación de peligro real y nunca podía ver nada por más que mirara a todas direcciones.

Además… era extraño. Aparte de sentir esa sensación de ser observada desde la mañana, también sentía algo… extraño. Alguna clase de sentimiento expectante, anhelante. Y no era nada malo, más bien confuso.

—Mami. —Cuando llegaron a casa y Amaryllis empezó a hacer la cena, Shizuku se subió a su regazo y posó sus manitos en sus mejillas—. ¿Trite?

Ella rió tiernamente, alejándola con cariño y haciendo que se sentara en su regazo.

—No estoy triste, amor. Solo… pensativa.

—¿Penchativa?

—Sí. Tengo muchas cosas en mi mente.

—¿Cómo qué?

—Es complicado… —Para empezar, ni siquiera había podido sacarse de la cabeza a Senku y ahora tenía que lidiar con esa extraña sensación—. Pero no estoy triste. No te preocupes. —Besó su frente.

—¡Ok! ¡¿Podemos jugar?!

—¡Claro! ¿Quieres ir al parque? Aún es temprano.

—¡Sí, hurra! —Aplaudió entusiasmada.

—¡Les dejaré la cena lista y saldré esta noche, tengo una cita! —gritó Amaryllis desde la cocina.

—¡Muy bien, suerte! —Kohaku le colocó un abrigo a su pequeña y salieron tomadas de la mano.

Una vez más, tuvo la sensación de que era observada.

—¡Mami, mami! ¿Tengo que llevar esto? ¡No lo quiero! —Shizuku hizo pucheros mientras intentaba quitarse el suéter que acababa de ponerle.

—Sé que no te enfermas nunca, pero mejor no arriesgarnos. —Rió nerviosamente.

Extrañamente su Shizuku jamás se había enfermado, solo tuvo un poco de fiebre una vez a los tres meses y luego jamás volvió a enfermar y era muy resistente al frío y al calor. Aún así Kohaku no quería tentar a la suerte.

—¡¿Puedo comer helado?! ¡Tengo calor, mami!

—Un helado no, pero te compraré un refresco.

—¡Con hielo!

—Que no. —Rió divertida.

.

Tsukiku observó a lo lejos a su madre y hermana divirtiéndose de lo lindo, sin poder evitar sentir una pizca de celos… Bueno, no una pizca, a decir verdad esto la ponía de muy mal humor.

Aunque su hermanita era una niñita asquerosamente dulce y adorable, aún tenía sentimientos contradictorios hacia ella y hacia su madre.

Parecían estar muy felices juntas… y por lo que había visto al espiarlas, vivían con una amiga, así que su mamá no parecía tener una pareja por el momento. Y eso solo la confundía más.

You Lost MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora