Catorce

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Rebeca:

Sabes, a veces me pregunto, ¿qué te vi?

Digo no eras nada fuera de lo común.

Tus ojos cafés contrastaban con tu color de piel, tu larga cabellera y negra llegaba hasta la parte baja de tu espalda, eras bajita; chaparrita, parecías un pequeño duende, tierno y adorable. Tu manos eran pequeñas, tu nariz era chata, y tus ojos grandes, tu mejillas siempre estaban ligeramente sonrojadas, tus delgados labios rosados eran tan apetecibles. Tu figura era perfecta ni delgada ni gorda. Tus gestos eran extraños, hacías de vez en vez "boca de pescado", arrugabas la nariz y alzabas la ceja izquierda por la nada cuando nadie te observaba, claro a excepción de mí. Tu risa era un poco chillona y tu voz era aguda aunque a veces parecía que traías una papa en la boca, tenías tus ratos "fresones". No sé, creo que eras perfecta para mí.

Posdata: Cuando posabas tus grandes y marrones ojos sobre mí me hacías estremecer y cuando sonreías a la par de un saludo de mano, un cosquilleo aparecía en mi estómago, creo que era hambre, ¿tu qué opinas?

PosdataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora