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este capítulo contiene problemas respecto a la orientación sexual , más específicamente sobre la asexualidad. Leer bajo su propio criterio, esto no expresa la forma de pensar o ideales del autor.

Si le preguntaban a Volkov, él jamás admitiría que era un amante de la 'cursilería' como algunos dirían

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Si le preguntaban a Volkov, él jamás admitiría que era un amante de la 'cursilería' como algunos dirían. Tras la muerte de su familia su joven yo encontró consuelo en películas románticas y sepultar sus emociones tras la típica cara de póker rusa.

Mejor que nadie sabía que la vida no era como en esos filmes, pero le gustaba imaginar que, en algún lugar lejano, entre la ficción y la realidad habría una joven campesina que iría a la ciudad para cumplir su sueño y en el camino encontraría el amor en la persona que nunca esperó. Y no se olvidaba de los animes, claro que no, historias de una chica alta y un chico bajito, de dos músicos que se encontraron y volvieron a amar la música. Mundos rosas que en algunas ocasiones se teñían de un final negro, dándoles un amargo sabor real.

Por las noches, cuando el recuerdo de sus hermanos desaparecía por instantes y le dejaba cerrar los ojos, se maginaba a él siendo parte de ese escenario tan jodidamente artificial, donde todos eran felices y nadie se veía mal. Imaginaba que encontraba a una fuerte doncella que con manos firmes pero gentiles le decía que todo estaría bien, imaginaba a un joven caballero de sonrisa gatuna que lograba hacerle reír y tímidamente tomaba su mano. Aunque después de todo jamás esperó que estas fantasías se hicieran reales, pues él no se sentía atraído de esa manera. Y a golpes aprendió qué en la vida real, no había quien te aceptara sin importar qué.

Y entonces esa maldita cresta hortera apareció en su vida.

Cuando lo vio lo primero que sintió fue vergüenza ajena, luego incomodidad ante las constantes insinuaciones de esa índole por su parte. No pasó ni una semana de haber entrado al cuerpo de payasos y tuvo que rechazarle. Trató de ser más suave para no tener otro incidente como el de Paola, desgraciadamente esto sólo funcionó para que pensara que tenía una oportunidad.

Lo peor de todo es que no se había equivocado. No estaba seguro de en qué momento había cedido ante el favorito de Conway, en cuanto bajó la guardia tenía una cita con él en una cafetería cercana a comisaría. Simplemente pensó en ir, dejarle en claro que nunca iba a tener nada con él, si insistía le pondría una denuncia por acoso y una orden de alejamiento. Pero como ya se pueden imaginar eso tampoco salió como esperaba.

Horacio estaba muy lejos de ser su príncipe de ensueño, mucho menos era su tipo ni alcanzaba sus estándares, aún así su pecho se agitaba cuando sus ojos lo veían con tanta calidez, no le gustaba sumergirse en ellos, pues el deseo era lo que salía a relucir ente todo, flotando en un mar peligroso el deseo teñía y se mezclaba con todo.

Cuando le hizo sonreír, cuando tomó su mano, sintió como si estuviera robando la joya más preciada de una figura conocida que se quedaba en las sombras.

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⏰ Última actualización: May 05, 2021 ⏰

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