En las tinieblas

80 9 0
                                        

En las tinieblas
lo que ronda mis ojos
es su sonrisa.[1]

Esa noche, no podía dormir y me arrastraba como un alma en pena por los pasillos del monasterio. Me ardía la frente de tanto pensar y creí estar volviéndome loco, cuando una luz en la biblioteca logró distraerme. Era Diego. Estaba inclinado a la luz centelleante de una vela y dibujaba algo sobre un disco de porcelana.

–Ya debes estar contento –le solté, furioso–. Mañana van a llevarse a Liu.

–No, si yo puedo evitarlo –contestó, sonriendo. Sus ojos parecían dos linternitas en medio de las brumas. Luego, siguió garrapateando sobre el medallón de porcelana.

–¿Qué demonios es eso?

–Acércate a verlo.

 Dibujaba una especie de búho, con alas de murciélago y garras de águila. Alrededor había escrito una frase con letras apretadas.

–No te esfuerces, es inglés antiguo.

–Solo quiero saber para qué sirve.

–Ya te enterarás muy pronto.

–No pensarás dárselo a Liu, ¿o sí?

Un soplo helado apagó la vela y él me empujó fuera de la habitación.

–Ahora vete a dormir y no te busques más problemas.

Obedecí, confundido. La cabeza me daba vueltas.

 

[1] Kobayashi Issa. 

Un talismán para LiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora