#17 nuevo chico

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Ella se sentó lentamente en la cama. Frunzo el ceño. 
- ¿Harry? – dijo con duda. Pero entonces su mente comenzó a traer recuerdos a ella, recuerdos y más recuerdos de una infancia que hacía bastante que no recordaba – ¡Espera un minuto! ¿Eres Harry, Harry Styles? ¿Harry Edward Styles? – le preguntó parándose rápidamente. 
- El mismo que viste y calza morenita – dijo div

ertido. 
- ¡No puedo creerlo!
- ¿Cómo estas? – le preguntó.
- Asombrada – contestó. 
- ¿Para tanto? 
- Harry, hace… 4 años que no se nada de ti. ¿Dónde estas?
- Llegue hace unos días. Y me instalé en casa de mi padre, busque tu número y el número de la psicópata platinada.
_____ rió divertida al recordar como él llamaba a Katty. 
- Ya no es más rubia – dijo divertida.
- ¿Es una broma, verdad? – preguntó.
- No – dijo y se tiró pesadamente en la cama.
Aun no podía creer que estuviera hablando con su único amigo de la primaria. Harry Styles había compartido con ella y con Katty los tortuosos años escolares. Pero cuando este llegó a su fin, su madre se lo llevó, ya que se había separado de su padre. Por ende la última vez que se vieron ambos tenían 13 años. 
- ¿Sigues viviendo en la misma casa de antes? – le preguntó él. 
- Si, aquí nací y parece que aquí voy a morir – dijo ella. 
- ¿Y Katty? ¿Sigue viviendo donde vivía? 
- No, Katty se mudó a una casa un poco más cerca del instituto. 
- Tengo muchas ganas de verlas – dijo él.
- ¿Por qué no vienes a casa? Llamó a Katty y le digo que venga para acá. 
- Enseguida estoy ahí morenita, aunque no me lo creas. Te eché mucho de menos. 
Ella sonrió levemente y sintió sus mejillas tomar un poco de color. 
- Yo también, Peligrito – dijo divertida.
- No puedo creer que lo recuerdes – dijo él.
- Lo recuerdo, lo recuerdo. ¿Cómo olvidarlo? Eras un peligro Harry.
- Aun lo soy, morenita.
Ambos rieron. Un silencio se formó entre ellos. 
- Mmmm, ¿vienes? – preguntó algo nerviosa.
- Claro que si – dijo él.
- Te espero – dijo y cortó. 
Se sentó en la cama y miró sorprendida a su alrededor. Lo que menos ella imaginaba en este momento era que Harry estaría de nuevo ahí. Marcó el número que su amiga. 
- ¿Hola? – la atendió.
- ¿A que no sabes quien me llamó? – preguntó _____.
- No, no lo se – dijo Katty un poco extrañada.
- Utiliza un poco las neuronas, tonta.
- Mis neuronas en este momento, están despertándose de un doloroso transe de alcohol. Así que déjalas en paz. 
- Buena, ¿estas lista para escuchar?
- Ya ______, dime. ¿Por qué tanto misterio? Ni que fuera tu primo Jonh – dijo la castaña.
- ¿Quisieras que fuera él? – preguntó de manera picara. 
- ¡Claro que no! – dijo rápidamente. 
______ rió divertida, sabía que en algún momento de su vida Katherine estuvo perdidamente enamorada de su primo Jonh, pero Jonh era demasiado tonto como para darse cuenta de ello. 
- Bueno, bueno tranquila. Solo bromeaba. Me acaba de llamar Harry Styles.
No escuchó nada por varios segundos.
- ¿Harry Styles? ¿El peligrito pelele? – preguntó.
______ rió divertida. Katty siempre le decía así. 
- Ese mismo – dijo divertida.
- ¡No puedo creerlo! ¿Y donde esta?
- Esta aquí. Viene para acá, así que vístete y mueve tu lindo trasero a casa – dijo _______.
- Bueno, bueno. Voy, es increíble que haya vuelto. 
- Si, eso mismo pensé.
- ¿Recuerdas que él fue tu primer beso, verdad? – preguntó.
- Katherine, ¿Por qué siempre encuentras la manera de hacerme enojar? Eso fue hace un montón de tiempo.
- Si, pero recuerdo perfectamente lo emocionada que estabas cuando eso pasó.
- Tenía 12 años, con cualquier otro chico hubiese estado así.
- No lo se – dijo picara. 
- Katherine, cámbiate y ven – le dijo y colgó. 
Suspiró levemente. Y se acercó a su placard para cambiarse de ropa. No sabía que ponerse, es que tampoco era la gran cosa. Pero quería…..no lo sabía…..verse…bien. 
Se cambió poniéndose unos shorts de jean y una musculosa blanca. Buscó unas lindas sandalias de gladiador sin taco y bajó las escaleras. 
Ron no estaba en casa. Le agradecía a dios eso, no quería tener que soportar sus celos de hermano mayor.
El timbre sonó, ella se puso un poco nerviosa. Se mordió el labio y caminó con prisa a la puerta. Se preguntaba si estaría igual que siempre. 
Abrió y un muchacho de 1.78 de altura, cabellos castaños oscuros con muchos rulos alborotados y ojos verdes azulados se paró bien derecho frente a ella. 
Lo miró y una amplia sonrisa se dibujó en ella. No podía creer que él estuviera allí. 
Harry le sonrió abiertamente mostrándole una perfecta gama de dientes blancos y perfectos. 
Ella sintió sus ojos humedecerse y sin seguir dando vueltas se acercó a él para abrazarlo. No tuvo que colgarse de él para abrazarlo como quería, ya que estaba un escalón arriba a causa de la puerta. 
Lo apretó con fuerza y sintió esa cálida respuesta por parte de él. 
Harry besó su hombro y se alejó para mirarla a los ojos sin dejar de sonreír.
- No puedo creer que estés aquí – dijo ella reteniendo sus lágrimas. 
Él recorrió su rostro con la mirada. Ella……ella apenas había cambiado. Lo único que tenía de distinto era la mirada. Ya no era una niña, y eso se notaba. 
- Yo no puedo creer que estés tan linda – le dijo él y tomó su rostro con las manos para acariciar sus mejillas. 
_______ rió quedamente y sus lágrimas acumuladas escaparon. Harry subió el escalón que hacía que la diferencia entre ellos no fuera tan notoria, y la diferencia se notó. 
Sin soltar su rostro limpio con sus pulgares las lágrimas de ______. 
Ella no pudo evitar quedarse perpleja ante su acción, y particularmente al darse cuenta de que ya no tenían 13 años y que sus hormonas actuaban de forma muy diferente ahora. Harry había cambiado físicamente, pero seguía teniendo el mismo rostro de niño bueno y peligroso. 
- No llores por favor. Me haces sentir un imbécil con ganas de llorar también – dijo él.
- Eres un tonto – dijo divertida y volvió a acercarse a él para abrazarlo. 
Esta vez su rostro quedó contra su pecho. Harry besó su cabeza y se abrazó a ella. De verdad había extraño a esa morenita y la psicópata platinada. Luego de unos cuantos segundos de estar en silencio y abrazados, ______ se alejó algo sonrojada. 
- Lo siento – le dijo.
- No por favor, no lo sientas. Por mi seguiría abrazándote.
- Pero ven, entra – dijo y se alejaron de la puerta. 
Entraron a la cocina y Harry miró fascinado a su alrededor. Todo estaba exactamente igual a como él lo recordaba. En aquella cocina él había pasado las mejores meriendas de su vida. No había galletas como las de Connie. 
- No puedo creer que todo esto este tan igual – dijo él.
- Harry, tampoco pasaron 100 años.

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EL PRIMER AMOR SIEMPRE DUELEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora