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Miro al espejo de mi baño, un rayo de luz entra por la ventana haciéndome desviar la mirada.Y ahí, lo descubro en una esquina del espejo, escondido pero a la vez se ve claramente una pequeña puerta.Con gran asombro compruebo que es un botiquín, pero ¿Cómo ha sido posible que no lo había notado nunca? 

Dentro observo frascos de distintos tamaños y colores, unos con una etiqueta desgastada y otros con una más nueva.Comienzo a leer su contenido... alegría, amor, llanto, calma, memoria, desagrado, enojo, humildad, maleabilidad, coraje, nostalgia, pasión y muchos más. 

 Noté que algunos estaban por agotarse. Ante eso, no sé como explicarle pero algo dentro de mí sucedió y me aterró con apremio el hecho de que jamás volverían, aunque no sabía con exactitud que eran, o como volver a llenarlos, o peor aún desconocía si alguna vez hubo otros frascos que desaparecieron porque estos se agotaron y yo no lo noté. 

Pero de una cosa sí estaba segura, esos frascos eran míos y por ende su olvido o cuidado dependían siempre de mí.Uno de los frascos vacíos era el de aceptación, me cuesta creerlo.Al igual que el de la esperanza y el de autoestima. Uno más fue el de la paciencia, y este sí sabía perfectamente la causa... lo desesperada que soy cuando siento que el mundo avanza muy lento. 

 Curiosamente el del temor estaba lleno, este sentía que era grande a comparación que el de sueños.El del positivismo, ya sabrán su estado si les cuento como la semana pasada no deje de quejarme.Y a pesar que el de salud estaba completo, el de la felicidad, pasión y amor no corrían con la misma suerte.

 Pero solo hasta ver como el del tiempo, familia, amigos, vida anunciaban sus últimas. Mis lágrimas se escaparon sin control, notando como el frasco del llanto enloqueció y volvió a llenarse a la cantidad necesaria. Fue así como lo supe.

 Más calmada, cerré con cuidado la escondida puerta del botiquín y me dispuse a continuar mi mañana, pero esta vez sabía que sólo yo tenía el poder de llenar los frascos a la cantidad necesaria, sólo yo podía desechar lo que está caduco y me hace mal, pero sobre todo la responsable de cuidar y mantener perfectamente a mi botiquín. 

 ¿Cuándo fue la última vez que revisaste el tuyo?


Melissa Salgado


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Escritos en la arenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora