NO ES UNA NOVELA/HISTORIA
Son pequeños textos aleatorios de mi autoría a manera de reflexión o deshago sobre algún tema en específico. Escritos sobre la arena con la esperanza que se los trague el océano pero su recuerdo quede sobre las olas del ma...
Me acerque a aquel viejo con zarape de colores deslavados. Él que siempre estaba sentado en la fuente y apoyaba su mentón y mirada pensativa sobre el bastón de madera. Sus manos llenas de manchas y cicatrices de diferentes tamaños, eran bañados con rayos de sol y pequeñas gotas de agua. Pero lo facinante no era eso, ni siquiera su extraño talisman de ojo de buey que se ataba a la frente; sino más bien su pasión dejada en las máscaras.
El viejo en zarape siempre tenía una máscara lista, icluso si el evento no iba pasar sino dentro de dos meses o más impresionante aún... no había fecha destinada. Sus máscaras podían ser talladas como cualquier otra, sin embargo las de él eran más allá porqué el las trataba. Así como lo leen, nunca fabricó ninguna máscara. Él solo reparaba lo que ya estaba creado, nos enseñaba que no importaba las caídas, los arañazos o los opacos por el sol, estos tenían reparación. Confesó alguna vez que algunas lloraban, otras por mucho que se empeñaba tenían el seño fruncido y unas tantas a pesar que rebosaban de felicidad, se encontraban huecas por dentro. También decía que unas cambiaban de color de acuerdo a la persona que visitaba y las que tenía guardadas al fondo cambiaban de humor según la estación.
Otras veces le gustaba sonreír, al saber los secretos que él solo sabía que la máscara guardaba y revelaba al ponerla en el atardecer, bajo los tonos violetas; secretos que hasta hoy no ha confesado. Él viejo con zarape decolorido trabajaba las máscaras con sus manos, pero su energía depositada en cada una de ellas emannaba del alma. Claro que le daba terror cuando una se desboronaba a los pocos segundos de arreglar, pero jamás lo vi derrotarse... tan solo descansaba en la fuente , mesitaba y miraba para dekante. Tenía la certeza que en aquellos cachos que quedaban de las máscaras rotas, todo valía, era pieza fundamental para crear una más bella.
Fui a sentarme con él en la fuente, solo para notar su piel fría. Le dí un beso en la frente y susurre: Eres ahora libre de navegar, gracias por mostrarnos que en la vida puedes vivir entre máscaras rotas que se puden reparar, que no importa el tono de color de ellas, estas brillan bajo la luz correcta.
🌱 Melissa Salgado Castañeda
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.