Se rompe el ala frágil de una mariposa en pleno en vuelo, sin deseos de lucha ella va observando como la oscuridad se hace más presente.
La bala ha venido de pronto, como una luz cegadora aniquilo el ser en pleno en vuelo. Ocasionando una herida de vida y una caída sin paracaídas.
La herida va tocando fondo por los rincones donde la luna se esconde cuando el temor la visita. El ala antes colorida, un ala con una forma sin igual y un brillo singular... se va haciendo añicos. Se escucha un ruido de un instante pero con una profundidad eterna.
Días pasan y el polvo va cubriendo el ala buena, hay intentos de guiarla de nuevo a lo alto, de pasarla bien.
Es una herida que ha comenzado sin sutura alguna, creando una grieta de enorme vacío. Por esa fisura se descubre como los miedos se encuentran bailando con los demonios escondidos, y la memoria se repite una y otra vez el pasado, sobre todo aquel suceso ya con un dolor marchito pero de extremo insomnio para quien lo frecuenta.
La mariposa ha intentado elevar, pero aún con su mejor actitud ha fracasado, se quiebra y derrumba. Se siente inútil, se odia a cada paso intentado y dos retrocedidos, y ni se diga cuando la soledad la golpeo por intentar correr sin siquiera conocer el suelo, al que tanto evade.
Bajo momentos de lluvia y sol, respira. Por primera vez parece parar aunque ha estado quieta por un buen tiempo, pero hasta ahora se detiene a observar su meta, que irradia un brillo que solo ella conoce.
Con cada pequeño logro y encuentro de esencia de cariño verdadero, ha logrado forzar a su ser a tentar por primera vez aquel suelo que tanto temía. Pero comprende lo tan diminuta y pérdida que está.
Hay días que una ráfaga de arena la dispara a lo alto para volverla a chocar contra suelo firme, dónde a veces increíblemente retrocede más allá del último punto inicial.
La mariposa se queda en ocasiones contemplando el horizonte, sintiendo como el invierno envuelve su llanto... a pesar de que hace poco se sentía como flor en primavera con aires de veranos.
El otoño imaginario demuestra su cansancio ante cada puerta cerrada, saca la mirada olvidada y advierte que el corazón ha perdido la esperanza de encontrar algo más que bombear sangre.
El proceso es largo, solitario y con varios nudos en la garganta. La mariposa recuerda bajo la penumbra que siempre hay un rayo de luz, uno dispuesto a reparar y olvidar lo fracasado sin importar el tiempo o magnitud. Decide volver a levantarse, sacudirse las telarañas creadas y enfrentar sin miedo las caídas.
En esta ocasión sabe que el suelo se ha vuelto su cercano, el dolor su maestro, el pasado una lección más no un condicionante de su presente, su corazón el motor, la huella del tiempo su mejor amiga, la oscuridad su manto y las ráfagas que la elevan y dejan caer en picada, tan solo son una etapa de su largo camino por recorrer. Y es ahí cuando la mariposa de una ala ahora renace, se enciende, resurge como el ser que siempre aguardaba en su interior por ser rescatado. Camina al horizonte, amenazando que si algún día vuelve a pisar la grieta (que no lo duda) será por qué de nuevo se le olvido que el alma nunca deja de luchar cuando un ala esta rota.
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Escritos en la arena
No FicciónNO ES UNA NOVELA/HISTORIA Son pequeños textos aleatorios de mi autoría a manera de reflexión o deshago sobre algún tema en específico. Escritos sobre la arena con la esperanza que se los trague el océano pero su recuerdo quede sobre las olas del ma...