GRUNGEX
No debí toparme con aquella esfera, no importa que sea una maldita tradición familiar.
Ese era el primer pensamiento de Gael, todas las mañanas de navidad desde que cumplió 20. Habían pasado ya 5 años desde que su padre que en paz descanse, le había dejado entre sus cosas además de deudas y pantaloncillos sucios, una caja de cartón de escaso tamaño pero de gran volumen, dentro de ella se encontraba una peculiar esfera con un cordón rojo brillante, estaba sucia, algunos que tuvieran buen ojo dieran que más bien quemada en algunas partes y con mucho polvo.
Gael no le tomo importancia y la hizo a un lado para seguir limpiando el armario de las pertenencia de su padre, pero aquella nota con la caligrafía indiscutible de su viejo que cayó de la caja con la esfera, llamó su atención. Era una nota o se pudiera llamar un intento de carta de su viejo:
Querido Gael, si has encontrado esto quiere decir que mi camino ya ha sido otro...bueno la razón de esto sin rodeo es que aceptes o más bien no tienes de otra que ser el guardián del Grungex, el dragón habita en dicha esfera, pero ten cuidado con lo que proteges y deseas...así perdí a tu madre.
Con cariño, papá.
Como siempre el viejo era de pocas palabras y esta vez de poco sentido, o más bien aún no habían tomado el necesario. Gael tomo la esfera de nuevo y la limpió con su suéter de lana azul que llevaba puesto. Su sorpresa fue el ver a unos diabólicos ojos dorados, parecían que salían llama de ellos. Gael soltó la esfera y esta rodo cuesta debajo de la cama, se tranquilizó pensando que era el desvelo y volvió por la esfera. De nuevo algo escalofriante se mostro, esta vez una cola escamosa pero muy fosforescente anaranjado o no era en llamas lo que estaba, si un dragón en llamas. Gael brincó del susto, pensó que desvariaba pero no era real había un dragón dentro de aquella bola que cuelgas en los arboles de navidad y peor aún esta criatura le hablaba con una mirada penetrante.
El dragón lo miraba penetrantemente mientras se disponía a estar en la mente del muchacho y decirle: Soy Grungex a tu servicio, pido protección y algo más a cambio te daré lo que sea, solo no puedo devolver a los muertos y mi poder solo funciona en diciembre, de ahí en fuera mi esfera se vera normal pero debes saber que no por ello no espero protección de tu parte.. Gael n podía creerlo, pero si estaba en sus sueños o no, no le importaba tenía ya muchas deudas encima a causa de su padre y sus propios errores, que si el dragón le concedería un poco de tranquilidad y un buen abrigo para la nieve en navidad, no le importó el algo más decidió hacerlo.
Acto seguido Gael recitó una considerable lista de todo lo que deseaba, tenía que aprovechar era 24 de diciembre, por lo que le quedaban menos de una semana para que el dragón supuestamente se quedará sin poderes. Grungex le advirtió de nuevo sobre que la protección no era el único precio a pagar y que como es el guardián de ahora en adelante, no podría deshacer de él aunque lo deseara. A Gael no le pareció nada malo, quien quisiera quitar de su vida a una especie de genio-dragón que concede deseos, él aceptó.
Grungex cumplió con sumo de detalle lo que había pedido Gael, deudas pagadas, una chimenea, varios abrigos para el invierno, una despensa llena, entre otras cosas. Gael complacido le dijo que tenía su palabra, lo protegería con su vida. Grungex río complacido y digo eso no es todo te comenté que había algo más. Gael feliz de que sus preocupaciones se esfumaron, sonrió y digo: lo que sea Grungex, me haz hecho muy feliz. Sin más Grungex soltó: el otro precio a pagar es la sangre de 3 humanos, no importa sus edades. Es mi alimento y sino cumples con tu palabra, bueno talvez quieras ver más pronto a tu padre, vagando en el inframundo por una eternidad.
Gael tragó saliva y pensó como su padre era capaz de hacer aquello, recordó la trágica muerte de su madre y supo que fue engañado al igual que él. Sin más salió de su hogar con una hacha en las manos y un tineo sin carga, sus ojos habían cambiado, ya no eran azules, sino de estos salían llamas. Se encontró los coristas de los villancicos y sin más hizo lo que debió y regreso a donde el dragón con 3 cuerpos amontonados sobre el trineo. Grungex complacido, introdujo con una especie de llama mágica los cuerpos en el interior de la esfera y Gael lo supo ese día también un pedazo de su alma se fue con los cuerpos.
Gael, se aferraba a la cama cada vez que llegaba diciembre, tan solo escuchar el tintineo de un cascabel o las coloridas esferas en los arboles de navidad, se retorcía del asco y peor aún la esfera lo llamaba con un poder inimaginable. Gael había cambiado, su tez estaba aún más demacrada, tenía finas ojeras bajo otras ojeras más densas y profundas, era un esqueleto andando. Estaba muriendo y lo sabía.
Pasaron 5 navidades inmerso en la oscuridad, consumiéndose, su única alegría era Daria su novia de hace 2 años, era como si ella fuera las luces de una casa totalmente adornaba, ella era paz y calidez para él. Al llegar diciembre, Gael sabía que la esfera no lo dejaría en paz, viendo cualquier oportunidad para que Gael venciera ante el llamado cada vez más impaciente de del dragón. Había intentado deshacerse de la esfera, pero como le advirtieron, era imposible.
Gael harto de todo, de sus energías esfumándose decidió encarar a Grungex, aún que había una cosa que siempre lo detenía.. Daria. Abrió la caja de cartón y observo el ojo tan penetrante, sus venas denotaban sangre fresca. Gael sin más sacudió la esfera y la boto contra el piso, se tiro en llanto, recargándose en su buró.
Grungex hablo firmemente y lo amenazó ya sabía que hacer. Gael le suplicó que debía haber otra salida otra opción, si era protección siempre la tendría, ya no quería más deseos ni mucho menos víctimas sobre su cabeza. En su coraje y llanto, Gael golpeo el buro y logró tirar el portarretratos, el regalo de la navidad anterior de su amada, Grungex observó aquello.
El dragón accedió y mencionó: si lo que quieres es que jamás vuelva a molestar, esta bien lo hare solo tienes que matar a tu amada y traérmela.
Gael se aterrorizó, grito, lloro y salió de ahí. Iba a ver a Daria, tenía que protegerla, no sabía lo que el dragón fuera capaz. En su camino recordó la trágica muerte de su madre y la carta de su padre. Fue ahí donde todo tuvo sentido... Oh padre que hiciste. A pesar de saber la decisión de su padre, matar a su madre, sabía que el dragón no había cumplido su parte, era un engaño, el mismo que le quería hacer a él.
Decidió confiar en su amada y le platico absolutamente todo. Daria escucho con atención e ideo un plan para un buen de todas acabar con aquello. Sino no importaba su alma le pertenecía a Gael siempre.
Daria fue hasta donde el dragón y procedió con su plan, se corto en algunas partes no vitales para que el olor a sangre fuera lo que despertara. Grungex feliz estaba apunto de lanzar su magia, como llamas avivadoras para devorar a la victima. Daria, evidentemente no estaba muerta y hizo su siguiente maniobra. Ella era bruja por lo que lanzó un hechizo con tras él y lo desterró al inframundo. El dragón se había ido entre las llamas.
El siguiente diciembre Daria y Gael, ponían su primer árbol de navidad en su casa de recién casados y las únicas llamas devorantes que sufrían era la gran chimenea que iluminaba y daba calidez a su hogar.
🌱 Melissa Salgado Castañeda
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Escritos en la arena
Phi Hư CấuNO ES UNA NOVELA/HISTORIA Son pequeños textos aleatorios de mi autoría a manera de reflexión o deshago sobre algún tema en específico. Escritos sobre la arena con la esperanza que se los trague el océano pero su recuerdo quede sobre las olas del ma...