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"Si algo tiene Daniel Valencia es su rigidez, él deja las cosas bien claras, y si es verdad fui un poco inmadura, y hice cosas de las que me arrepiento, dañé a gente que era totalmente inocente, que lo incluyeron a él, lancé un suspiro al viento, y una lágrima empezó a salir de mí, él entonces paró de golpear".

—¡Ven, nena!, la abracé contra mi pecho y sentí su corazón súper acelerado, tal vez habían sido muchas palmadas, pero ella debía entender, mi padre me dijo que ella iba a hacer la nueva presidenta de Ecomoda, y yo tengo mucho trabajo externo, pero no me parece que ella sienta que esto sea un premio, y se lo voy a dejar saber; ¡ven, tenemos que hablar!

—¡Daniel, ahora no, me duele la cabeza y el cuerpo!

—¡Lo siento, Betty, es ahora!

—¡Bien!, ¿Qué quieres?

—¡No me hables así, no me gusta tu tono!

—¡Es el único tono que tengo!; ¿De qué quieres hablar?

—¡De las empresas!

—¡Ese tema otra vez; no puedo creer que tú, en tu similitud de hombre de poder que tenga todo arreglado, me esté preguntado por esto; además, no eres tú el de los grandes retos; Daniel toma esto como un reto y haz lo que se te dé la gana con las empresas!

"La sangre me hervía lo verdaderamente suficiente, me pregunté una y otra vez qué hacía en esta habitación, qué hacía con ella aquí, mis problemas en la vida estaban totalmente resueltos, tenía la mentalidad de retirarme a los 45 y tomar un viaje largo a islas griegas lejos de todos; pero a veces no todo sale como planeamos, la tomé del brazo, la verdad no tenía tiempo ni ganas de continuar más con esto, me senté en el sofá que estaba en el centro de la chimenea de aquel hotel, le bajé aquel vestido delicioso que lo que más me provocaban eran ganas de penetrarla una y otra vez pero esta vez no sería la opción, terminé de quitar aquella ropa interior que dejaba más que desear, y empecé a azotar, no estaba enojado por aquellas palabras, sabía que en lo más profundo ella merecía ser rescatada, y quien más que yo, Daniel Valencia, para hacerlo, no quería decir los pormenores de aquel hecho, pero describir que cada azote que bajaba en aquel culo que se tornaba de un tono rojo ya, me daba la certeza de que estaba en el lugar correcto, intentó gritar, la callé poniéndole su propia ropa interior en la boca, no placer escucharla, le jalar un poco el cabello y le susurré si no te callas te va a doler más, cada azote fue tornando colocando aquella escultura un tono más rojo, mis manos ya cansadas de pegarle en ambas manos se detuvieron solas; ¡te gusta jugar con fuego entonces te quemarás!; aquellas palabras hicieron que retorciera un poco, pero en vez de bajarle a la intensidad le aumenté aún más, aun punto donde ella misma dejó de protestar sabía que había cometido un error un error grave, pensé que estaba lista, que ya era suficiente había pasado 25 azotes, y no creo que ella recita más, pero al notar mi pantalón, sentí algo mojado y no era más, Betty se había corrido, le toqué un dedo en un su parte y le quité aquella ropa interior la miré directamente y le pregunté.

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