Son las cinco de la mañana en la ciudad de Ovihcra, las calles parecían estar tranquilas, los ruidos del ambiente resonaban en las paredes de los edificios silenciosos y en el aire se balanceaba un silbido tenue arrullando las sombras de la madrugada que casi terminaba. Pasado apenas un minuto, comenzó a aproximarse a lo lejos una violencia auditiva, llena de luces rojo y blanco, rápidamente se dejaron venir un par de grandes figuras metálicas a gran velocidad que dejaban un escándalo por donde pasaban. Era el llamado de emergencia que hacía que los bomberos de esta pequeña ciudad se apresuraron para calmar los desastres que se presentaban muy de vez en cuando.
Los bomberos llegaron a la calle de Austria donde una casa de dos pisos estaba en llamas, rápidamente los hombres bajaron del gran camión y como su entrenamiento les permite, se prepararon en un santiamén para tomar su formación y comenzar a apagar el fuego.
—¡Apenas se baje un poco el fuego comienzan a entrar!— Gritó el capitán de la unidad— ¡Abran bien los ojos, busquen heridos y no se arriesguen más de lo debido!—
El fuego comenzó a bajar su intensidad apenas terminaba de decir esto y Xav Dozer, junto con otros dos hombres corrieron a la puerta, derribando de un golpe propinado con un ariete de acero.
—¡Dozer!- era su apellido-—¡no te apresures!- gritó uno de sus compañeros
— ¡Descuida he hecho esto miles de veces!—dijo esto mientras se metía a la casa que aún no estaba librada del fuego
—Aaarrgg maldito novato— dijo Carmichael su compañero de unidad y mejor amigo.
Adentro de la casa no podía verse nada, el humo negro cegaba a Dozer y el crepitar de los muebles no permitía escuchar a nadie dentro de la casa, caminando entre los pasillos, con mucho cuidado y sorteando el camino entre el fuego, los hombres decepcionados pudieron darse cuenta que todo era un caso perdido, pues las habitaciones estaban totalmente llenas de muros de fuego que no permitían el paso, este día no había sobrevivientes.
—¡Tenemos que irnos de aquí!—Dijo Carmichael mientras se reunía con Dozer y el otro oficial en los pasillos de la segunda planta— ¡Sino la casa va a colapsar con nosotros dentro!—
—¡De acuerdo!- Dijo Dozer mientras el otro oficial levantaba un pulgar— ¡Comiencen a bajar, creo que vi algo— y no era del todo falso, pues Dozer había visto una pequeña figura al final del pasillo, muy pequeña para ser una persona, pero aun así fue a ver que era.
El crepitar del lugar cada vez era más constante y podía caer en cualquier momento, Dozer ser acerco con cautela a lo que se movía, era algo muy pequeño que estaba envuelto en una manta húmeda, parecía que alguien quería protegerlo, pero no dudo en tomarlo, iba a desenvolver el bulto cuando fue interrumpido por un par de crujidos del techo que amenazaba con caer encima de él. —Debo salir de aquí— pensó y comenzó a caminar rápidamente.
—¡Dozer!! sal de ahí! — Grito Carmichael desde la puerta que esperaba ver a su amigo— eres un maldito idiota como me haces esperar tanto en el fuego—
—Oye no creí que sintiera algo tan fuerte por mi— dijo Dozer con una sonrisa llena de hollín— mira que estoy casado y Kassy puede ver nuestra amistad como algo raro.
—¡Eres un marica, vámonos ya!— ambos salieron de la casa que se dejaba vencer por el fuego—última vez que te espero, como si no tuviera mejores cosas que hacer.
Dozer y Carmichael habían pasado muchas cosas juntos, eran los mejores de la unidad, siempre entraban y salían juntos del fuego, sin importar que. Esa madrugada los bomberos no pudieron rescatar a nadie, solo un pequeño animal muy inusual en esa región envuelto en una manta húmeda, un Ornitorrinco con un collarcito en el cuello, Lenny era su nombre.
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Esa tarde los oficiales de la unidad 66 terminaban su turno, Dozer y Carmichael discuten el destino del pequeño mamífero.
—Por eso te digo que debes dejarlo en un zoológico— decía Carmichael— estos animales son venenosos, además míralo está muy feo.
—Lo llevaría al zoológico pero recuerda que está cerrado y no creo que quieran otro animal con este recorte de presupuestos que hay —Dijo Dozer con el pequeño en sus brazos.
—Esos malditos políticos cada vez nos quitan más dinero que no ven que necesitamos equipo nuevo.
—Venga vámonos ya, se que a Kassy no le gustara mucho la visita pero no tengo donde dejarlo.
—Y la que te espera con tus hijas, Emily y Rose no se querrán separar de este perrito con boca de pato— Carmichael quiso acariciar al animal pero este le tiró una mordida —Arg maldito animal asqueroso.
—Jajaja no le agradas amigo— siguió Dozer mientras acariciaba al pequeño
Los dos amigos se separaron, cada uno caminó hacia su auto, Carmichael le lanzó una seña a Dozer, era algo que tenían desde la secundaria, una curiosa despedida con el dedo medio. Cuando Dozer iba a subir a su auto, un anciano con ojos muy abierto lo tomó del hombro
—No te lleves a ese animal, debes dejarlo— dijo el viejo con voz severa y manos temblorosas.
— Disculpe ¿usted sabe de quién es?— continuó mientras enseñaba al mamífero.
—Deshazte de él— decía el hombre de avanzada edad mientras se alejaba apresurado—déjalo y corre, que nadie más se acerque a él.
Dozer vio cómo se alejaba, cuando otro de sus compañeros lo alcanzó en el estacionamiento, ambos veían al señor caminando acelerada y torpemente por el camino hacia el centro de la ciudad.
—Curioso, ¿sabes quien es ese?— le pregunto Xav al oficial que acababa de llegar.
—No se mucho, solo que era un antiguo miembro del escuadrón 65.
—¿Cómo? - se desconcertó— pero ese escuadrón fue el que desapareció hace mucho ¿no?
—No desaparecieron— continuó su compañero—todos murieron en el fuego, todos menos él, pero es algo que pasó hace mucho, son leyendas urbanas, tal vez todos murieron de viejos nada más.
—Si debe ser...— murmuró Dozer aun en la puerta de su coche.
—Nos vemos en dos días—se despidió el joven oficial
Dozer no podía dejar de pensar en ese anciano, su miedo hacia el pequeño Lenny, entró en su coche y se fue, ahora ¿Cómo explicarle a Kassy que un Ornitorrinco estaba en el fuego y ahora cenara con nosotros en casa?. Esa tarde los miembros de la unidad 66 tuvieron un merecido descanso pues la ciudad de Ovihcra había sido escenario de algunos incendios.
Era curioso que cuando la noche estaba tranquila y el viento se sentía acogedor, los bomberos siempre eran llamados a la acción, a las cinco de la mañana, avanzaban ruidosos, con sus luces de rojo y blanco, otro fuego había empezado. Esa noche las llamas decidieron atacar a otra familia, esta vez un hombre, su mujer y sus dos hijas fueron el saldo, solo un oficial reportó que había rescatado un pequeño animal, su nombre era Lenny, al parecer era un Mapache.