Con esta noche se cumplen por fin los mil días, mil noches encerrada en mi habitación, en una torre imaginaria a la cual yo misma le ancle los barrotes a las ventanas para no poder huir. Estoy cansada, realmente agotada, mis dedos están engarrotados desde los primeros días, mis muñecas duelen, mi cuello truena de tanta carga y estoy aquí escribiendote la última carta.
Ya no se que decirte, desde el primer día te hablé de mi, mis ilusiones, sueños, ideas, metas, de mi propósito en la tierra, el cuál te llevaste. Comencé esto con el alma hecha pedazos, como un fantasma que solo pasea entre los pasillos mugrientos de un hogar en el cuál antes había luz y fiesta casi siempre. Solo era un cuerpo hueco que respiraba por puro reflejo.
Nunca creí en la psicología, no iba a dejar que un desconocido me juzgará cada semana y escribiera en un bloc cada frase absurda que pudiera decir, además nunca fui buena hablando, solo habría gastado dinero en vano. Tampoco me llamo la atención ir con el psiquiatra ya que no quería hacerme dependiente de una píldora o un calmante inyectado.
Tengo más de cien amigos que se preocuparon por mi durante todo este tiempo, me esperaron todos los días y cada noche me miraban tristes por qué sabían que mi habitación me atraparía para venir al escritorio y escribir una vez más. No pude encontrar la cura en esto, la verdad me siento boba, jamás pude quitarme la amargura de la boca, aún siento el trago viscoso de las mentiras y todavía tengo marcas de la irá que me tatuaba en la piel con mis uñas.
Viaje por cada fase del duelo y me deje llevar por mis emociones ha mundos tan grises que nunca más desee ver color vivo que me llenara de esperanza. Fueron mil días en que te escribí y nunca te entregué ninguna carta, mil días en que buscaba las palabras para matarte de una vez. Tanto tiempo permanecí aquí, que soy una extranjera en mi propio barrio y mis padres me ven como una desconocida. Hoy cierro mi carpeta y guardo mis plumas desgastadas.
Con esta hoja, con esta última hoja, te sepultó en mi pasado, no tengo más para decirte, mi interior está vacío de negruras, ahora solo soy un vacío tranquilo, te libero, mi corazón no será más tu prisión y cuando amanezca comenzaré mi vida nuevamente. Antes el miedo me paralizaba, pero ahora es una bestia que pude domar.