CONTRAPUESTOS ; Wos

V. Rompecabezas

Eran casi las ocho de la noche cuando Lucía tocó mi puerta, y el cansancio que tenía por los últimos exámenes de la universidad se hizo más presente que nunca.

Tampoco puedo negar que mi agotamiento se debía a lo mucho que había estado maquinando en mi mente sobre qué iba a decirle a mi amiga cuando llegase la noche de hoy y nos tocara conversar de mi episodio sucedido apenas unos días atrás. Desde aquel momento no había vuelto a tocar el tema con nadie, ya que sentía la necesidad de querer procesarlo conmigo misma antes que con alguien más.

Busqué las llaves en el llavero colgado en la pared del living y me dirigí a la puerta para abrir cuando escuché los tan característicos golpes de Clara -a quién no esperaba- sonar.

- Hola mi Cali, cómo estás? - me saludó con un fuerte abrazo la rubia.

- Ella también quería venir - dijo Lucía mientras ambas entraban a mi hogar.

- Está bien, vayan al balcón.

Con Clara nos sentamos frente a frente en los sillones del living que habia armado en el balcón, uno de mis espacios favoritos en aquel último tiempo, mientras esperábamos a Lucía que traía unas birras desde la cocina. Busqué un porro que tenía guardado en mi mochila mientras Clara imitaba mis pasos, era costumbre que fumáramos juntas en ese entonces.

- Me parece que tenemos una conversación pendiente - parecía ser que Lucía venía a hablar específicamente de mí.

- No sé muy bien qué decir.

- Podés empezar por lo que pasó el fin de semana pasado.

- No sé, pasó muy rápido, durante el día me sentí bien.

- Tuvo algo que ver Valentín?

- No, está todo bien con él, me hizo bien verlo.

- Y comiste durante ese día?

Desde un principio me resultaba obvio a dónde querían llegar, justo dónde yo no quería llegar. La realidad es que recuerdo haberle mentido a Valentín cuando me hizo la misma pregunta días atrás, además de que pasé toda la tarde entretenida riéndome con él y no fue muy detallado mi registro sobre mis emociones respecto a la comida, pues tenía todos mis sentidos ocupados en otro lado.

-No, no pude - respondí con timidez.

- No pudiste o no quisiste? - intervino Clara.

- No lo sé realmente.

- Cala bajaste muchísimo de peso, es importante que tomes esto en serio, por favor - la expresión de Lucía era tensa.

Suspiré profundamente al darme cuenta de que mis amigas no iban a dejarme en paz si no me abría un poco más. También me recordé a mi misma prometiéndome no dañarme otra vez y compartir lo que me venía pasando. Le di una calada al porro y continué:

- Tampoco me viene - solté de tal manera que impactó de manera sorpresiva en mis amigas, como era de esperarse.

- Cómo que no te viene? - podría asegurar que los gritos de Clara se escucharon en todos los balcones del edificio - Te acostaste con alguien? Valentín?

- No, hace un tiempo que no veo a nadie.

- Cali puede ser por el bajo peso, estoy segura. Querés que te acompañenos a hacerte análisis? - preguntó Clara.

- No sé, lo voy a pensar.

- Y por qué no estás comiendo?

Deseaba desde lo más profundo de mi corazón poder dar una respuesta. Tenía tantas dudas como tantas cosas claras. Y es que si estaba segura de que cada día ejercía un control más riguroso acerca de lo que me llevaba a la boca, pero no entendía bien el motivo. ¿Quería sentirme "más linda"? ¿Más "cómoda"? ¿Quería deteriorarme al punto de ponerme en riesgo para llamar a gritos la atención? ¿Para que alguien me escuchara? o quizás quería herirme física y mentalmente porque sentía que en algún punto lo merecía.