Capítulo XV

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Amaru:

— ¿Con que esto es a lo que se referían con “humilde morada”? — preguntó Zayn desde la parte de atrás del auto. Habíamos detenido al auto en el camino de la entrada, contemplando la “humilde morada”.

— Las mansiones de Justin Bieber son diminutas en comparación a este… — Louis no sabía cómo terminar la frase.

— Castillo — dije yo. Era cierto. Era una construcción monumental, cualquiera se sentiría pequeño en comparación. Pero al estar a las afueras de Pensilvania, no era muy popular. El aspecto del castillo era más bien tenebroso. Daba la impresión de estar embrujada por fuera, pero por dentro sentías que estabas en el palacio de Windsor.

— Del terror — agregó Harry. — ¿Hay dragones? ¿O perros de tres cabezas?

— No, pero esta nuestra vis abuela, que es la equivalencia de mil demonios — dijo Rox medio dormida desde el asiento del copiloto. Nos habíamos dividido para venir. Rox y yo llevábamos a Louis, Harry y Zayn, mientras que Dom y Tara llevaban a Liam y a Niall. — ¿Qué te pondrás para el bailes, Amu?

— No sé, seguramente me vista el demonio, pero no dejaré que sea nada… — pensé — del estilo de Tara.

— ¿Baile? — la voz de Harry se hizo presente.

— Si este lugar sirve para algo, es para hacer  bailes, y nuestra llegada es la escusa perfecta — puse en marcha el auto nuevamente. «Espero que no vayan los amigos extraños de la abuela» pensé mientras me acercaba a las puertas del lugar.

*_*_*_*_*_*

— ¡Amaru! — una voz alegre y cantarina retumbó en las paredes del hall. — ¡Rox! ¡Tara! ¡Dom!

Las cuatro nos obligamos a mostrar una sonrisa de oreja a oreja. Estábamos todos en el hall del lugar, viendo las escaleras principales y a Grechen, nuestra vis abuela. Como siempre iba vestida con un vestido fino y elegante, unos tacones y una sonrisa de color rosa.

— Abuela — dijimos las cuatro. Ella se acercó y comenzó a abrazarnos. Finalmente llegó a donde yo estaba. Le sonreí otra vez y ella me apretó entre sus brazos.

— Mi niña, que grande estas  — dijo al separarse un poco de mi —. Estoy tan emocionada, ya quiero que comience el baile, tengo a alguien que presentarte. — «No, no, no, no, no puede estar pasándome a mí esto, no otra vez». Me obligué a sonreír. — Hasta tengo un vestido perfecto para vos — ella sonrió, pero lo único que se dibujó en mis labios fue una mueca. Ella rió y luego palmeó mi hombro. — Tranquila, esta vez busqué algo mas… de tu estilo — sonrió y yo elevé levemente las comisuras de mis labios. — No quiero que vuelvas a agarrar una navaja y me cortes otra vestido, no esta vez.

«Al menos esta vez pensó», dije para mí misma.

— ¿Cuándo será el baile? — preguntó Rox, sus parpados estaban medio caídos.

— A las diez comienza, las quiero a las tres listas — señaló a mis hermanas, y luego centró su atención en mí. — Y vos — me señaló con su dedo índice—, vendrás conmigo, señorita, tenemos que comenzar a arreglarte. ¡Hay tantas cosas para hacer! — y comenzó a tirar de mi brazo, alejándome del grupo. Miré a las chicas, quienes me sonreirían divertidas y me saludaban con las manos en alto. «Ni mis hermanas me ayudaban de esta vieja loca» pensé.

Rox:

— ¿Solo me parece a mí o ella tiene una obsesión con Amaru? — preguntó Zayn mientras escuchábamos las aclamaciones de Grechen, quien ya había desaparecido por los pasillos, pero que aún gritaba como una loca suelta.

— Tiene una obsesión con Amaru — afirmó Dom. — Y por suerte gracias a eso ella nos ignora casi todo el tiempo a nosotras — las tres chocamos las manos y sonreímos.

— ¿Y por qué… — comenzó Louis, pero Tara interrumpió.

— Amaru es la más poderosa de las cuatro — Tara se encogió de hombros. — Tiene que hacer más sacrificios que nosotras.

— Además, Grechen está obsesionada con encontrarle un marido pronto — agregó Dom. — Una vidente de su nivel no puede estar soltera, el Consejo quiere que se case con un brujo casi tan poderoso como ella.

— Decían que Arturo estaba en la lista del Consejo — agregué yo. — Desde que Amaru anunció qué él se había ido, han intentado comprometerla con algún brujo.

— Alto — dijo Harry. — ¿Amaru se va a casar?

— Eso quieren, ¿qué no escuchas? — Dom preguntó sarcástica. — Pero aunque al final la decisión es suya, aunque no van dejarla estar con cualquiera. La última vez…

Golpee a Tara con el codo para que se callara. Nadie quería recordar esa reunión donde Amu había anunciado tener ciertos sentimientos hacia un humano. Una disputa horrible se desató, pero finalmente se decidió que podría hacer lo que quisiera, mientras que el joven ascendiera como brujo luego de comprometerse. Pero nunca se dio, él murió.

— ¿Y a ustedes no intentan comprometerlas? — preguntó Niall mirando directamente a Dom.

— No, aunque es solo por el momento. Somos un grupo, y nosotras aunque no seamos tan poderosas como Amaru, aún seguimos siéndolo. — Se encogió de hombros. — Pero me niego rotundamente a casarme con uno de esos brujitos adictos al sexo tántrico.  

— Según la mamá de Zoly, que está en el Consejo, en mi lista está Caz, así que pueden quejarse de nada — dijo Tara.

— ¿Quién es Caz? — preguntó Louis alarmado.

— Un…

— Elfo — terminó Dom partiéndose de risa. — Es un brujo que es mitad elfo.

— ¡Tiene el pelo más largo que yo! — se quejó Tara.

— ¿Y cómo es el tal Arturo? — Harry preguntó de repente.

— Perfecto — respondió Dom entre risas.

— No es tan perfecto — dije yo. Me volví hacia Harry. — Es uno de los mejores brujos de su edad, y físicamente es… bueno, si es casi perfecto.

— No lo es — Tara nos miraba con una expresión extraña en el rostro. — Tiene… un ego muy grande, siempre se quiso creer el mejor — Tara parecía desesperada por encontrarle un error a ese hombre. — Chicas, hay que elegir vestido, vámonos.

— Pero…

— ¡Que nos vamos! — nos tomo a ambas del brazo y nos arrastró por las escaleras como minutos antes Grechen había hecho con Amaru. Cuando ya estuvimos dentro de la habitación donde dormiríamos, como siempre, nos soltó.

— ¿¡Y a vos que te pasa!? — preguntó Dom.

— ¿No se dan cuenta? — Tara cubrió su rostro con sus manos. —  Harry.

— Harry… — dijimos Dom y yo al mismo tiempo, pero luego nuestros ojos se abrieron como platos. — ¡Ya entendí!

— A veces dudo que sean mis hermanas — Tara se sentó en el suelo y se mordió el labio, alternando la mirada entre nosotras dos.

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Sé que me deben de odiar... por eso, voy a hacer otro capítulo más. Lo subo entre hoy y mañana, es una promesa Pinky Pie.

En multimedia la humilde morada de Grechen 

Un Kiss, SamNovels

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