Capítulo VII

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-No, no vas a ir – dijo Chuck.

-¿Por qué no?- dije – Tengo que ir, es mi trabajo.

- ¿Tu trabajo es ser suicida?-pregunto.

- No te importa.

-No voy a dejar que vallas vos sola - dijo – voy contigo.

No le respondí. Crucé el salón, que ahora estaba vacío, a excepción de la boyband, y unos guardias. Harry seguía en el piso, pero estaba sentado. Cuando me vio se paro. Los cinco se acercaron a nosotros.

-¿Dónde van?- dijo él.

- A la azotea, donde estaba el que te quiso atravesar la cabeza con una bala.

-¿Para qué? –intervino Louis.

- Presiento que la seña que me hiso con la luz significa algo.

No deje que ninguno dijera algo más. Camine a la puerta, pero seguida de seis chicos, que por alguna razón piensan que no me puedo cuidar. Yo seguí mi camino. AL cruzar la puerta de entrad, estaba lleno chicas, fans. Volví a cerrar la puerta.

- No pueden venir los cinco – dije. – Tres se quedan con las fans y dos se quedan con migo.

Harry y Louis venían con migo y Zayn, Liam y Niall se iban a quedar. Eso se deicidio. Cuando salimos, el aire frio choco contra mi piel, causando un escalofrió. Chuck nos facilito el paso y cuando ya estuvimos lejos de las fans yo volví a caminar adelante. Cruzamos la calle y nos encontramos con la puerta del edificio. El portero no estaba, eso nos facilito un poco las cosas.

Cuando me acerque, pude ver que en el piso había un ganchito doblado en el piso. Me gire a Chuck, que tenía un guante y se lo pedí. Me lo puse y agarre el ganchito. Me agache a la altura de la cerradura y lo metí en ella. Abrí la puerta fácilmente. Mis compañeros parecían sorprendidos, pero no hicieron ningún comentario.

Entramos al ascensor, pero este no llegaba hasta la azotea. Subimos hasta el último piso y cuando bajamos, fuimos a la escalera. Al subir entramos a un cuarto oscuro, que a un costado tenía una puerta. Cuando la abrí, se podía ver el cielo negro de la ciudad. Salimos. Fui al lateral que daba al lugar donde estábamos minutos atrás.

Mire desde ese punto específico. Mire el agujero. Mire el interior del cuarto. Imagine lo que el asesino estuvo viendo. Pero a imaginar esto las preguntas invadieron mi mente.

¿Quién era? ¿Por qué lo habría? ¿Celos? ¿Traición? ¿Le habían pagado para que lo hiciera? ¿Lo volverá a intentar? Y si lo intenta de vuelta ¿Cuándo? ¿En dónde? De algo estaba segura. No había logrado su objetivo.

Desvié mi mirada de la escena y vi que sobre la pared, donde yo había visto el arma, había una nota debajo de una piedra. Esta decía:

Buena jugada, angelito.

                            Nos vemos, 24.

24. Ese número. El segundo en el que apretó el gatillo haciendo que la bala saliera en dirección a la cabeza del chico de rulos. La leí varias veces. Una y otra y otra vez. Entonces me gire hacia los chicos.

- Harry, - dije preocupada y seria – estas en peligro.

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Estábamos sentados en el sillón del camerino de los chicos. Chuck se tuvo que ir, así que quede yo con los cinco chicos más deseados por las adolecentes.

- Entonces ¿Nos podes explicar que es lo que pasa? –pregunto Niall.

- Un asesino busca a tu amigo para matarlo.

-¿Y vos como sabes esto?

- Soy una siner – dije. Al ver sus rostros de confusión, explique. – Videntes.

Cuando estaban por decir algo, yo los calle. Una chica entro al  lugar con lo que había pedido para desinfectar mi herida. Le sonreí y cuando me alcanzó algo que llevaba en el bolsillo me toco la mano. Pude ver como se cortaba las muñecas. No tenía una razón específica. Fueron dos segundos horribles de sentir algo en su interior. La mire a los ojos y note que sus ojos no era feliz, tal y como lo decía mi visión. La razón por la que llegara al extremo fue la muerte de su madre. La agarre de la muñeca sin presionar mucho. No quería hacerla doler. Me moví para un costado y le pedí que se sentara.

- No es manera de solucionarlo –dije.

-No sé de que hablas. –Dijo con voz entrecortada. Toque su muñeca, pidiendo permiso de mover la manga. Ella asintió.

Cuando la levante había una venda. La removí y había unas cortadas no muy viejas. Estaban un poco infectadas. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Agarre el algodón y le puse alcohol. Le paso el algodón con cuidado. Cuando termino le pongo una venda. La miro a los ojos y ella me mira a mí. Entonces me abraza. Yo se lo devuelvo y le digo que todo va a salir bien. Y era verdad. Mi tarea estaba hecha. Lo vi. Sonreí. Cuando nos separamos pude ver una leve sonrisa en su rostro, pero esta vez llegaba a sus ojos.

- Se puede.

Fue lo último que le dije antes de que saliera del camerino. Los chicos me miraban como si fuera un código que intentaba descifrar.

-¿Dónde nos quedamos?- pregunté.

- En que eres vidente y que acabas de ayudar a una chica, que por cierto nadie sabía que tenía un problema.

- Ah, sí. Bueno, no hay mucho que contar. Y la verdad no hay por qué contarles mucho. Solo que por ahora voy a tener que estar vigilando a Harry para evitar que una bala lo atraviese. – Dije.

- Pero no puede ser. Eso es imposible. – dijo Liam, mientras yo me empezaba a sacar la chaqueta.

- Es muy posi… - no  termine de decir la frase, por que cuando mire mi chaqueta de cuero tenía un agujero. Solté un gritito.

- ¿Qué paso? ¿Es muy grave la herida? – preguntó Niall.

- La mía… - mire mi hombro- no ¡Pero la de mi chaqueta si!

- ¿En serio te preocupa la chaqueta cuando tienes un casi agujero en el brazo?- pregunto Harry.

- Esta se cura – señale mí brazo. – ¡Esta no! – dije pasando un dedo por el agujero que había dejado. – Me debéis una.

Hice lo mismo que había hecho con las cortaduras de la chica en mi brazo. Cuando termine me volví a poner mi chaqueta y me pare, dispuesta a irme.

- ¿A dónde vas? – preguntaron los cinco al mismo tiempo.

- A mi casa.

-¿¡Qué!?-dijo Harry.

- A mi casa – dije más lento, como si estuviese hablando con un niño pequeño.

- No podes irte. Tienes que explicar lo que sucedió. Y lo que eres. – Protesto Louis.

Les di un pedazo rectangular de algo parecido al papel.

Harry:

Nos dio una tarjeta, como si fuese un agente del FBI o incluso un abogado. Era de color negro. De un lado tenía escrito Amaru, con letras blancas. Abajo del nombre, había un número. La di vuelta para ver si decía algo más. Así era. “De vida o muerte” decía. Todo escrito en blanco, excepto el muerte, esa parte estaba en rojo, como la sangre.

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Una Kiss, SamNovels

Visión del futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora