I: Una mujer como tú.

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Zinnia

Mi padre había muerto hacía ya un par de semanas, pero yo seguía llorándolo como si su muerte hubiera sido solo hace unos minutos y estuviera aun viendo como su cuerpo era sepultado bajo tierra. Perder a alguien que amas deja un dolor tan intenso en ti que apenas se han inventado las palabras para describir ese vacío, ese dolor que te abre la piel metiéndose entre tus huesos... papá nunca fue el mejor padre del mundo. Cometió un sin número de errores, sobre todo con mi hermano León al que vine a conocer más de veinte años después de mi nacimiento, y nunca fue el padre más cariñoso del mundo. De hecho, siempre demostró que su favorita entre sus hijas era una de mis dos hermanas mayores, Gianna, yo nunca fui la favorita ni de él y muchísimo menos de mi madre por ser la especial, por mi dislexia, pero pese a eso lo amaba. Adoraba a mi padre y era por ello que sufría terriblemente al despertar cada día y saber que será uno más de todos los que me quedaban por vivir y donde ya nunca más lo vería.

Su enfermedad lo consumió y cuando ya no encontró nada más, se lo llevó. Al menos, me alegraba que aunque no se lo mereciera, León le hubiera dado su perdón, pues eso hizo que se fuera un poco más en paz.

Lo más extraño de todo fue que pese a nunca sentirme como la hija favorita de mi padre, resultó que yo, su hija menos favorita pero sí la que lo cuidó como nadie mientras vivía sus últimos días de vida, resultó convirtiéndose en prácticamente su heredera universal al heredar el cincuenta por ciento de todo lo que mi padre tenía.

Fue una gran sorpresa para mí porque como dije siempre me sentí como la hija menos favorita. Por supuesto, mis hermanas están furiosas. Todavía puedo recordar el día de la lectura de aquel testamento como enloquecieron al saber que apenas habían heredado una mínima parte cuando yo prácticamente heredé todo, mi madre estaba igual de furiosa, pues decía que por haberlo aguantado más de treinta años -sus palabras-, merecía más que la miseria que heredó que resultó siendo tan solo el diez por ciento de todos sus bienes. Jessica y Gianna heredaron un veinte por ciento a partes iguales y el restó resultó todo para mí.

Tengo en mi poder una fortuna que no sé realmente porqué razones mi padre me heredó a mí y muchísimos menos sé'muy bien qué hacer con tanto dinero en mis manos, siquiera quiero encargarme de dirigir las empresas que me fueron heredadas, pues estoy muy lejos de dedicarme a pasarme la vida metida en una oficina. Yo sueño con otras cosas, con otra manera de ver el mundo, de vivir la vida. Estudio teatro, a punto de graduarme y solo quiero actuar.

Por lo pronto tengo un proyecto en puerta. Mi amiga Sofía, esa asombrosa chica que en realidad es como mi hermana y con la cual comparto hasta la fecha de mi nacimiento, me dio la idea de que si no sabía mucho que hacer con todo lo que había heredado podría dedicar al menos una parte a contribuir con las causas nobles. Empecé por ella, aunque se enojó bastante cuando transferí cien mil dólares a su cuenta sin preguntarle ni nada y luego me costó convencerla de que lo hacía porque la quería y deseaba ayudarla, lo que no era mentira. Sofía había tenido que luchar mucho durante los últimos años, trabajar duro para pagarse la carrera de dirección de cine, y tuvo que hacerlo más duro cuando su padre se volvió un alcohólico que todo lo que conseguía se lo gastaba en un bar cada noche, pues no soportó que un día lo tenía todo y de pronto era uno más de las familias empobrecidas de esta ciudad, mi amiga también estaba embarazada de un imbécil que la engañó para robarle su virginidad, es joven y buena persona, lo más que necesita en estos momentos es tener una vida menos pesada de la que había llevado los últimos años.

La siguiente causa en la que decidí contribuir tenía más que ver conmigo y lo que he tenido que soportar toda mi vida por mi condición de disléxica, que sobre todo en mi familia me trataran de estúpida y de tonta porque debido a mi condición no era tan lista como mis hermanas. Lo que tengo en mente es crear una escuela para niños disléxicos, donde niños con las mismas condiciones que yo se sintieran en su propio hábitat, no en un lugar donde se sintieran denigrados y de cierta forma humillados, por ser diferentes además de que con la tecnología que pensaba implantarle a los métodos de enseñanza en esa escuela especial, les haría todo más fáciles.

Por Siempre, Tuyo (Inevitables #3.8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora