Capítulo 5.

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Evan Black.

Me encuentro absorbido por las palabras del grandioso libro que se hallan en mis manos. No sé cómo explicar la forma en que unos simples, pero extraordinarios pensamientos y una historia puedan atraparte de esta manera.

Me siento orgulloso de alguna forma. Mi mate es una escritora fenomenal. No solo me atrajo todo de ella, sino que me conquistó con su escritura también. No debe ser fácil escribir un libro, teniendo en cuenta que hay muchas personas que no les va a gustar como a otras, tiene su contra, pero creo que si uno aprende a ignorar o aprender de aquellos "Errores" logrará sentirse satisfecho. Nadie tiene el derecho a cambiar tu perspectiva. Menos cambiarte.

—¿Vas a seguir mirándome?

Ella logra desconectarme un momento de la lectura. Sin apartar mis ojos puedo sentirla escanearme nerviosa. No tiene idea las sensaciones que me causa el solo pensar que en su mente también estoy yo.

—¿Eh?

—Has estado mirándome cada rato — la acusó divertido. Muerde su labio observándome con los ojos brillosos. Eso hace recordar cuando la bese, la toque y por poco estaba dentro suyo, sintiéndola. No puedo mentir, la deseo como loco. Anhelo estar dentro de ella, pero respeto su tiempo. Cuando esté lista no se salvará de mis garras. — ¿Quieres que terminemos lo de la cocina?

Sus mejillas se vuelven rojas. Bella.

Mi bella.

—¡No! — chilla nerviosa. Sé que me desea, puedo verlo.

—¿Segura?

Ella está en todo mi cuerpo, incrustada tan profundamente que sé que no hay nada que no haría por ella. Solo por tenerla en mi vida, por ser suyo como ella mía, por despertarme con ella en mis brazos cada día, por tener un anillo en mi dedo que diga que estoy completamente enamorado.

—No... eh...¡Si!

Dude en acercarme por un segundo con miedo de que se apartara o de asustarla. Respiro hondo reprimiendo las ganas de gruñir al verla mirarme de la misma forma que la estoy mirando. Dejó a un lado su libro y me acerco lentamente esperando una reacción negativa, aunque desearía que no.

Siento su cuerpo tensarse, pero luego tranquilizarse cuando me encuentro encima suyo. No tiene idea las cosas sucias que pasan por mi mente al verla con los labios entreabiertos y sus pestañas moverse lentamente escaneándome el rostro.

Gruño y me lanzo a sus labios. Es el jodido paraíso. Muerdo su labio inferior y dejó entrar mi lengua, queriendo sentir más, queriendo que ella sienta lo que provoca en mi abro sus piernas y muevo mis caderas hacia delante. Suelta un sexy gemido.

Vuelvo a moverme.

—Espera, Evan.

Me aparto de su boca por un segundo para verla.

—¿Qué pasa?

—Era eso.

No sé si se da cuenta, pero al quitar el bolígrafo de su espalda su cuerpo quedó a centímetros de mi rostro. Inhalo el exquisito olor que desprende y aprieto los puños con fuerza. No creo aguantar más, realmente me lo esta haciendo imposible. Y el control de un lobo excitado no es fácil de manejar.

—¿Evan?

—Párate — le ordenó con la voz ronca cuando me encuentro de pie al lado de la cama, estiró mi mano para que la tome, confundida, lo hace. Lamo mis labios y sujeto su mejilla con mi mano libre — quiero que te desnudes.

—¿Qué?

—Me oíste bien. Desnúdate.

Su cuerpo se estremece. Da un paso atrás y ataca mi orden, me tomó un poco desprevenido que haya aceptado sin replicar. Dios mío, esta imagen jamás la borraré de mi mente. Es tan hermosa, todo en ella, desde la redondez de sus ojos y la bonita curva de sus labios cuando se sonrojaba y sonreía hasta las expresiones de enfado que cruzaban su rostro, es tan perfecta. Nunca me cansaría de verla.

Joder. Esa ropa interior roja le queda tan.....bien. Siento un cosquilleo por todo el cuerpo y unas terribles ganas de quitárselo de un tirón y lamer sus pezones hasta dejarlos hinchados.

—Mierda. Sigue, todo.

Quita la última prenda quedando completamente desnuda. Quiero verla correrse gritando mi nombre.

Traga saliva al ver que no puedo dejar de mirarla.

—Eres perfecta — gruño y quedando frente suyo, las yemas de mis dedos recorren su suave brazo — ton corps estunetentation. (Tu cuerpo es una tentación)

Procedo hacer lo mismo que ella acaba de hacer. Me quedo como la Diosa luna me trajo al mundo. Sus tímidos ojos miran hacia abajo viendo como mi miembro está listo. Un jadeo sale de sus labios y eso va directo a mi ego.

La tomó de las caderas haciendo que guíe sus ojos hacia los míos. Despacio la colocó en la cama comprobando que no haya otro maldito bolígrafo. Me subo encima de ella, pellizcando su pezón hasta que siseó, y separé sus piernas con mis rodillas.

Abro el cajón que se encuentra a unos metros de su rostro y tomó un preservativo. Muchos hombres lobos no lo utilizamos, todos esperan tener un bebe con nuestra alma gemela. Pero hay un mandato que sí es obligatorio cuando la mujer decida que el hombre debe ponérselo, si el hombre se niega se gana un castigo. Yo no tengo que preguntarle, sé que no es momento de un bebe. Me gustaría que ella me pidiera formar una familia, únicamente le pediré matrimonio. Lo demás dejaré a decisión suya.

—Seré gentil esta vez. Ábrelas.

Emitió un sonido en su garganta mientras agarraba sus muslos y la ponía en posición hasta que su coño se alineó con mi miembro. Pasé mis dedos por su clítoris antes de deslizarme dentro de ella. Mis ojos se cerraron automáticamente, se...siente tan delicioso estar dentro suyo.

La espalda de Emily se arqueó y gimió. Le agarré un pecho y lo apreté; estar dentro de ella me hacía sentir como un hombre poseído. Debía tener mis manos en cada parte de ella. Agarré el otro pecho cuando me retiré y la penetré con la suficiente fuerza como para que sus pechos rebotaran. Mantuvo uno firme mientras amasaba el que había agarrado antes de acariciar el pezón con suavidad.

Hice girar mis caderas hasta quedar completamente enraizado dentro de ella.

—Evan —Jadeo — más rápido.

Mierda. Como si pudiera negarle algo cuando tiembla debajo de mí, su voz impregnada de deseo aumentaba mi necesidad de ella.

Empujando una de sus piernas hacia atrás para poder acurrucarme más dentro de ella, apoyé mi frente en la suya suavemente. Su frente rebotó contra la mía. Bombeó dentro de ella lentamente, sentí que su estómago se tensaba justo antes de correrse. Todo su cuerpo se agitó bajo el mío mientras su coño palpitaba alrededor de mi miembro.

La guió con empujes lentos y constantes. Cubrí mi boca con la suya. La forma frenética en que su lengua cayó sobre la mía nos hizo temblar a los dos. Mi cuerpo se esforzaba, luchando contra el impulso que crecía en mi interior.

El fuego me recorrió, entonces nos corrimos juntos.

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Hasta aquí llego Evan. Próximo capítulo Daniel 🔥

Ya esta disponible el libro de la serie de los Indeseados.

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