Alex Moon.
No puedo apartar mis ojos de ella, sé que parezco un psicópata, pero tengo miedo de irme y que no esté, que todo haya sido un sueño.
Estoy jodidamente hechizado por ella.
Cuando la sostuve en mis brazos sentí la conexión más intensa, fue una explosión de sentimientos.
Estoy que no me lo creo, recuerdo las veces que le rogué a la diosa luna por tenerla justo como ahora, a partir de los dieciséis años en cada cumpleaños deseaba que ella apareciera. Y ahora, está a unos metros mío descansando.
No sé qué la trajo hasta acá, pero de algo estoy seguro es que no la dejaré ir.
Con mi hermano Axel pasamos muchos momentos difíciles, antes no éramos muy unidos como actualmente, la muerte de nuestros padres fue un golpe muy fuerte, ninguno de los dos estaba preparado para ese día. A los diecisiete años tuvimos que hacernos cargo de la manada, no podíamos dejar que los indeseados crean que somos un blanco fácil, trabajamos muy duro cada día para poder tener el honor de ser llamados Alfas. En el proceso hicimos amigos, aliados.
—¿Cómo sigue? — Me pregunta en un susurro mi hermano Axel apareciendo a mi lado, estoy recargado en la pared observándola, su respiración es calmada, tiene los labios entreabiertos...se ven tan apetecibles.
—Durmiendo — le contestó sin apartar mis ojos de ese bello ángel, no he conocido uno realmente, pero ella se ve única e inexistente.
Oigo a Axel bufar a mi lado, reprimo una sonrisa. Se podría decir que soy el gemelo maldito y él, el bueno. Verlo es como verme a mí mismo, somos malditamente atractivos, no es que sea egocéntrico ni nada, culpo a nuestros genes.
Ojos negros, cabello negro, rostro ovalado, nariz grande y larga, mandíbula cuadrada y bien definida, pómulos marcados y en armonía con la mandíbula. Tenemos por así decirlo una fascinación con el color negro, nuestro estilo de ropa es de ese color.
—Estaré abajo, terminando unos papeles que tenemos que entregar.
—Bien.
Se dispone a irse de la habitación no sin antes darle una mirada a nuestra alma gemela, los dos experimentamos la sensación de estar completos.
No tengo la menor idea de cuántos minutos pasaron cuando la veo removerse, ahora recargado en la puerta observo cómo se incorpora con rapidez, se ve algo asustada hasta diría espantada. Sus brillantes y grandes ojos azules recorren todo su alrededor.
—Tengo que salir de aquí.
Si me quede sin palabras al verla, su voz me atrapó por completo. Ya despierta tengo la posibilidad de contemplarla mejor, nariz pequeña, pelirroja, unos rasgos faciales perfectos, ella sin dudarlo es perfecta. Hay que hacer notar que se ve tan sexy con mi remera, yo fui quien la cambió y Axel la revisaba para ver si tenía algún daño, no tocamos nada, solo su cabeza y nuca, aunque confieso que nuestras manos picaban por más contacto.
—Eso no va hacer posible — le contestó provocando que suelte un grito y me observe con los ojos abiertos. Avanzó hasta detenerme en el final de la cama, embozo una sonrisa al verla repasarme de arriba abajo sin disimulo, todo esto es tuyo preciosa.
Le guiño un ojo logrando que se sonroje. Muerdo mi labio, joder me incita a besarla, quiero besarla.
—¿Estás bien? — le pregunto preocupado al ver como se pone de pie rápidamente.
—¿Dónde están mis amigas?
—Con sus almas.
—¿Qué? ¿Están muertas? — tartamudea.
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Serie Almas Gemelas: Ellos
Hombres LoboEllos son diez ardientes hombres lobos que contarán su versión. Antes de leer esta historia te recomiendo que leas primero los cuatro libro de la Serie Almas Gemelas: Astrid, Emily, Emma y Alison.