Marzo, 2013
Audrey
—No
Definitivamente era imposible convencerla de ayudar, pero haría todo mi esfuerzo. Ya había tomado mi decisión y tenía que alejarme de ese lugar lo antes posible para que todo saliera como lo tenía planeado, pero no podía hacerlo sola.
—Alisson, por favor, te lo ruego — junté las manos frente a su cara y puse mi mejor cara de cachorro bajo la lluvia.
—Audrey, no tienes cinco años, ¿lo sabes, no? No puedes escapar de todos los problemas que tengas al frente
—Lo sé, pero este no es un problema cualquiera.
Mi amiga y yo quedamos en silencio por un momento. Definitivamente no era un problema cualquiera.
—¿Y Niall?
—No tiene por qué saberlo —respondí sintiendo el frío colarse por mi nuca— ¡Vamos, Ali! Lo aceptaron en la universidad de sus sueños y se irá a vivir a Inglaterra, no sé, estoy casi segura de que sus planes seguirán igual sepa del bebé o no
—¡¿Y tú puedes pasar por esto sola?! —no estaba gritando, pero la conozco lo suficiente para decir que hacía todo un esfuerzo por no hacerlo—Que yo sepa, los bebés no se hacen de a una persona
—Ali… Puedo hacer esto sola, no necesito su ayuda
Mi amiga suspiró, cerró los ojos un momento y cuando los abrió, estaban llenos de lágrimas.
—Me tienes a mí— susurró— no te voy a dejar sola
Esa misma noche dejamos Mullingar para viajar a Dublín. No era un viaje demasiado largo, ni un cambio extremista. Pero él no sabría dónde encontrarme.
Diciembre, 2013
—¡Alisson! ¡ALISSON!
Era el día. Tenía 38 semanas y los dolores me estaban partiendo la espalda, y en el momento que mi amiga cruzó la puerta de la cocina del pequeño departamento que compartíamos en Dublín, sabía que no había vuelta atrás.
—Oh, Dios—Alisson parecía estar viendo una película de terror, miraba al suelo y por un momento no entendí nada, hasta que ahí estaba. Oh por Dios, rompí la bolsa.
Mi amiga condujo al hospital y me aseguré de enviarle un texto a mamá, sé que no llegará a tiempo pero al menos sabrá lo que está pasando. Al llegar, me llevaron de inmediato a la sala de partos y el dolor era tan fuerte que lo único que podía hacer era rogar por la epidural.
No voy a poder hacer esto.
—Audrey, si no haces esta mierda bien te juro que te asesino—Alisson estaba histérica, tanto que me causaba gracia. Me había obligado a ir a esos grupos de embarazadas para aprender todas las respiraciones y esas mierdas, pero en este momento no recordaba nada.
Pasados los 20 minutos más largos de mi vida, el doctor finalmente dijo las palabras que había querido oír desde que me encerré en el baño a realizar la prueba de embarazo.
—¡Es un niño!
Las enfermeras se lo llevaron un momento y sentí como todo mi cuerpo se relajaba. Ya no sentía dolor. Cuando acercaron al pequeño bebé a mis brazos sentí como todo el esfuerzo y todo lo que había dejado atrás tenía sentido. Todo era válido si se trataba de mi hijo.
—James —susurré frente a su frente
—¿Cómo? —preguntó Alisson, que estaba junto a mí con la cámara de vídeo
—Lo llamaré James. James Miller.
—Pero…
Miré a mi amiga por un momento y lo comprendió. James era mi hijo, tendría mi apellido. No tenía por qué ser de otra forma.
—Bienvenido al mundo, pequeño James.

ESTÁS LEYENDO
» don't let me go [niall horan]
DragosteAudrey Miller nunca pensó que su vida daría un giro tan radical. A sus dieciocho años, no tenía idea como cuidar de un bebé. Hoy, a sus 20 años, ya es toda una experta en biberones y en pañales. Pero había algo que nunca pudo aprender, ¿cómo dejaría...