Eres Mía

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- Tu kimono ¿Pensabas quitártelo, cierto?

- Si…- sus preguntas son extrañas, pensó, ¿por qué hablaba de esa forma? Se debió percatar al verme, a punto de quitármelo

- Bien, te puedo ayudar con eso - sorprendiendo a la hermosa joven

- Mu…muchas gracias señor…per…-

- No fue una pregunta, te ayudare a quitarte ese kimono- dijo con voz firme, sin dejarla terminar frase

- Pe…pero- tartamudeo

- Shh, te ayudare…- dijo sensualmente

- Sesshomaru… - susurro algo excitada

Comenzó a quitarle el kimono lentamente, Rin sentía como sus manos hacían contacto con su piel. Sus garras se deslizaban por sus frágiles hombros haciéndola estremecer. Esa sensación podía ser tan fría como el hielo y tan caliente como la misma lava.

- Señor…- le dijo asustada

- ¿Rin me temes?- le volvió a preguntar

- No, no señor- afirmo la joven

- ¿Crees que haría algo para lastimarte?- continuo

- No… yo se que nunca me lastimaría- al menos no físicamente- dijo esto último entre pensamientos

- Bien, entonces no pongas resistencia, solo déjate llevar- Fue lo último que dijo antes de que atrapara esos labios tan rosas y exquisitamente seductores. Ya no podía soportar más el solo contemplarlos.

El beso comenzó lento y delicado, Sesshomaru poco a poco se iba deleitando de aquellos labios rosas, disfrutaba de lo suaves que eran, parecía encontrarse en las nubes, la inocente inexperiencia de Rin era evidente, sabía que nadie antes de él, se había deleitado de tan exquisita boca dueña de la sonrisa más hermosa que existía.

Rin por su parte quedo sorprendida por tal acto, abrió los ojos como platos al no creer lo que le sucedía en ese momento, Sesshomaru, su gran amor, su amo, la estaba besando, la besaba de una manera tan dulcemente posesiva.

Alejándose lentamente de Rin la tomo de la barbilla:

- Vine dispuesto a hablar contigo, pero considero que es mejor comunicártelo de esta forma - susurro

- Sessho…- dijo sin terminar de pronunciar su nombre para ser atrapada nuevamente por esos labios que venían acompañados de esos deliciosos besos y que en cada mordida con sus afilados colmillos; la incitaba a entregarse por completo, la hacían perder la fuerza y entregarle toda su voluntad a ese hermoso Yokai.

Aquella sesión de besos se fue intensificando más, Sesshomaru se abría paso entre su boca para poder deleitarse mejor con su lengua y el sabor de su saliva, aquellos besos eran más apasionados conforme a la seguridad que se iba tomando Rin, besos que cada vez robaban más el aire de sus pulmones y se apoderaban de su timidez, una cosa estaba clara, en cada beso le arrebataba y le devolvía el alma.

Como avanzaban los besos Rin se entregaba mas a ese mar de sensaciones que le provocaban los dulces labios del Yokai, inundada por sus emociones se abrazo del cuello del peli plateado para profundizar su cercanía causando más excitación en él.

Tu eres lo que amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora