Tu eres lo que amo

Te Necesito

Había regresado al imponente palacio, ahora se encontraba lejos de aquella aldea y lejos de ella, deteniendo su camino a la entrada del impresionante monumento su rostro se puso de perfil recordando lo sucedido, así como la razón de no haberse atrevido a mirar esos ojos cobrizos los cuales que por el olor percibido, se encontraban regando las marchitas rosas pertenecientes a esas mejillas.

Aunque Sesshomaru no quisiera aceptarlo en todo su ser, si pudiera deshacer su decisión lo haría pero sabía que no podía, no lo haría y no debía. Había prometido protegerla ante todo peligro eso lo incluía a él, de eso estaba seguro.

Al llegar a la recepción del mismo, frente a él, una anciana Yokai quien con su mirada decía más que mil palabras. Su mirada era de una profunda decepción que al mismo tiempo reflejaban un dolor y una profunda tristeza. Yumika armándose de valor se atrevió a preguntarle a su amo:

- ¿Y la señorita Rin? – pregunto fríamente

- ¿Así recibes al gran Sessohmaru? – pregunto estoico

- Perdone señor es solo que… la señorita Rin… - menciono bajando la mirada

- Ya sabes dónde se encuentra – dijo el Yokai con la mirada tan fría como el hielo

- Pero… pero… señor… ¿porque? – tartamudeo

- Esta donde pertenece – dijo mas para sí mismo

- ¿Está seguro que ahí es donde pertenece o a su lado? Se bien que lo que ocurrió, a usted no le agrado pero… solo abandonarla con gente que solo veía una vez al año… son prácticamente desconocidos, me preocupa que… - dice insistente Yumika intentando saber la razón pero sin terminar frase es interrumpida bruscamente

- Cállate, ya basta, si tanto te preocupa lárgate con ella, ya sabes dónde se encuentra la aldea de Inuyasha – habla completamente irritado – te dije antes de llevármela, la razón de porque ya no podía vivir aquí, tus preguntas estúpidas no las pienso contestar mas -

- Señor… - Yukima se sorprende al notar la poca tolerancia con la que había regresado su amo, era la primera vez que el príncipe le hablaba de esa manera a su nana

- Amito Sesshomarito que bueno que regreso le ayudare a meter al establo a Ah Un – dijo Jaken apareciendo en la escena

- …

- Amito… se ve molesto ¿sucede algo? ¿Le ayudo a asesinar a alguien? - pregunta queriendo complacer al temible Yokai

- No necesito tu ayuda para asesinar a alguien Jaken, deja de hablar estupideces y fuera de mi vista ambos – ordena gruñendo

- Si… si amo – responden al unisonó

Ambos sirvientes se retiran del lugar mientras Sesshomaru observándose solo, gruñe para sí y se retira con su siempre elegancia directo a sus despacho.

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La mirada de Sesshomaru se encontraba como siempre en aquella gran ventana que enfocaba al gran jardín rosa, desde la partida de esa hermosa mujer no se despegaba de ahí por ningún motivo, su penetrante mirada se perdía en aquel paraíso donde ella solía pasarse la mayoría del tiempo. Aquel lugar tan hermoso no tenía nada de especial sin la dulce presencia de aquella mujer, ahora lo pétalos que caían de los arboles no brillaban con ese color tan rosa favorito de Rin, ahora solamente eran pétalos, solo pedazos inútiles de los árboles.