0, Génesis de un amor.

51 4 4
                                    

Podías escuchar el sonido de una puerta siendo golpeada en las afueras de una humilde casa; pero apenas eran las siete de la mañana, ¿quién podría estar tocando a esa hora?

—¡Ciaraaa, ábremeee! —grité con notable estrés y molestia en el tono de mi voz—. ¡Vamos a volver a llegar tarde!

Si Ciara no salía en menos de 10 minutos seguramente no llegaríamos a tiempo, sería la cuarta vez que lo hacíamos esta semana, sin embargo ahí estaba yo como siempre esperándola como un bobo.

—¿Ya llegaste, Jaime?, ¡salgo en un toque! —Logré escuchar muy adentro de su casa, lo que hizo que dejara de tocar la puerta.
—¡Vale, pero apúrate por favor! —Fue lo último que dije, para luego quedarme en silencio esperando afuera.

Después de como 5 minutos Ciara salió, nos saludamos de beso y abrazo como siempre hemos hecho y empezamos a ir camino a la parada del autobús. A pesar de que intenté enojarme con ella y ser distante no pude hacerlo, mientras caminabamos empezó a hablarme con su habitual energía tan radiante como el sol, era tan contagiosa, simplemente no podía tratarla mal.

Realmente todo lo que siguió después de eso no fue muy diferente de mi rutina típica, ya saben: Tomar el segundo autobús que sale en la mañana con Ciara, sentarnos juntos, llegar a la universidad (sorpresivamente hoy a tiempo XD) y luego pasar casi todo el día ahí. Y lo mismo en la tarde, sólo que devuelta a casa.

Aunque... ahora que lo pienso sí hubo una diferencia, ¿recuerdan el chico que siempre nos encontramos en el autobús?, supongo que sí, ya he hablado de lo lindo que me parece y cómo siempre está antes que nosotros cuando nos subimos, pues hoy no estaba, es muy extraño porque si mi memoria no me falla esta sería la primera vez en 6 meses o así (tiempo desde el que empezamos a usar esa ruta) que no estaba.

Curioso cuando menos ¿no?, pero es lo que hay. En cualquier caso mis queridos lectores nos veremos la próxima vez que tenga ganas y tiempo de actualizar esto, ¡hasta pronto :D!

—Y... publicar, perfecto —dijo sonriente para sí mismo Jaime después de actualizar su blog estando en la comodidad de su cama.

El joven de piel trigueña llevaba narrando su vida a cachos en un pequeño blog de internet personal desde hacía poco menos de un año; aunque su constancia era muy poca, llegando a actualizar el sitio una vez cada dos semanas, de cualquier manera lo hacía con todo el cariño.

El blog realmente no era muy conocido ni mucho menos famoso, recibía unas 7 visitas al mes, siendo dos suyas y otra de su mejor amiga Ciara, quién en ese momento le hizo una videollamada. Jaime contestó casi en seguida con cierta emoción en expectativa a lo que su amiga tenía por decirle.

—Hola Ciar... ¿¡Estás desnuda de nuevo!?
—Jaimeee, ¿cuál crees que le guste más a Karina, este o este? —dijo la joven pelirroja mientras le mostraba dos vestidos a la cámara mientras estaba cubierta en una toalla.
—¡Ci... Ci... Ciara! No me vuelvas a llamar estando así, tenemos mucha confianza pero no abuses... —El joven estaba ligeramente ruborizado e intentaba desvíar la vista de la pantalla de su celular pues se sentía tremendamente avergonzado—. Igual creo que el vestido negro te queda mejor...
—¡Gracias! —dijo Ciara antes de desactivar su cámara para empezar a vestirse—. ¿Tú ya estás listo?
—¿Listo?
—Wow, primera vez que olvidas algo Jimmy, me dijiste el Lunes que ibas a ir conmigo a la casa de Karina.
—Oh. —Jaime apagó inmediatamente su cámara también y empezó a buscar desesperadamente que ponerse—. En 20 minutos paso por tu casa.

Sin protestar o al menos despedirse Ciara cortó la llamada; los siete años de amistad que tenían le bastaban a Jaime para entender la afirmación que la pelirroja le dió indirectamente así que siguió buscando en su pequeño clóset algo para ponerse, cuando encontró algo lo apartó y decidió darse un baño rápido.

AutobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora