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—¿Como pudiste hacerme esto? ¡Yo te amaba!

—¡Yo no soy la que traiciona al otro! ¡Eres tu! Crees en la palabra de María Guadalupe en vez de la mía.

—Al menos ella no lleva en su vientre al hijo de otro.

—¿Cuantas veces tengo que decirte que este niño no es de Fernando? ¡Es tuyo!

—Lo siento, pero no puedo creerte. Adiós... Rosita.

—No... Marco Antonio... ¡Marco Antonio!

Shouyo se sonó la nariz con algo de fuerza y se secó las lágrimas que salían de sus ojos.

Se hundió en su mullido sofá y se cubrió hasta la nariz con la manta mientras veía como los créditos de su telenovela favorita aparecían.

¿Que estaba llorando por culpa de una serie ficticia? Quizás.

La vida de Rosita era sin duda algo dura, pero él estaba peor.

Llevaba dos semanas sin saber nada de Atsumu.

No le respondía sus mensajes ni sus llamadas y le hacia creer que en realidad las expectativas que Atsumu tenia sobre él eran totalmente diferentes a las que en realidad tenia.

Por eso, ya que el capitulo de hoy era sin duda emotivo al ver como Marco Antonio se alejaba de Rosita por culpa de la estúpida María Guadalupe, no se contuvo y lloró lo que no había llorado después de ver que pasaban tres días y era completamente ignorado por el sexy rubio.

¿Y si su hermano tenia razón y Atsumu no era lo que decía ser?

¡¿Acaso tenia tan mala suerte con los hombres?!

Apagó la televisión al ver que empezaban a dar un documental sobre animales y él personalmente no quería ver como unos pobres cachorritos de león tenían que sobrevivir ante las sanguijuelas de las hienas.

Suspiró completamente abatido y se acostó en el sofá sacando apenas las manos para mirar la pantalla su teléfono.

Revisó sus mensajes donde todos los que le había enviado a Atsumu, ninguno había sido leído, pero si recibido.

¿Y si en realidad había desactivado el "visto" y por eso no veía el color azul en los ticks del mensaje? ¿Sí había sido ignorado?

—¡Auch...!

Se quejó cuando el teléfono de repente resbaló de sus manos y se estampó contra su nariz.

Dolía horrible.

Se sobó primero la zona adolorida y luego miró el suceso terrible que se estaba dando empezando a sudar frío.

Le estaba haciendo una videollamada a Atsumu.

¡¿Qué demonios?! Si no le había respondido las llamadas y los mensajes, ¡mucho menos le respondería una videollamada!

Aún así, volvió a sentarse en su sofá con sus piernas encogidas, y empezó a acodarse el pelo con su mano mirándose en la pantalla del teléfono solo... Por si acaso.

Y ese por si acaso casi hace que se le salga el corazón por la boca al ver como su videollamada había tenido éxito y era contestada de lo que le parecieron milenios.

Lástima que la imagen al otro lado no era para nada alentadora.

—¿Atsumu... san?

—Shouyo... kun... Hola.- dijo con dificultad.

—¿Es... Estás bien?

Tomó una bocanada de aire algo entrecortada.— No... Me enfermé.

Como enamorarse en tiempos de pandemia (AtsuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora