Su teléfono volvió a sonar en señal de una notificación; y desde la comodidad de su sofá, vio la luz azul que le indicaba la llegada del mensaje.
Fulminó con su mirada al pobre aparato que no tenia culpa de nada y se giró ignorando por completo el nuevo mensaje que había entrado. Se tapó mejor que la fina manta que le envolvía y se hizo bolita mientras fruncía su ceño.
No quería coger su teléfono porque sabia muy bien quien era. El sonido de notificación que le puso se lo dejaba bastante claro.
Hacia una hora atrás tuvo que aguantar las contantes llamadas y llegadas de mensajes de parte de su hermano mayor. Todas ignoradas por él, obviamente. No quería escuchar a Yuu diciéndole, o más bien reclamándole, cuando de su gran bocota salió que le gustaba Kageyama.
Porque la verdad, no es bonito que tu hermanito te reclame por tener novio.
Al final había acabado de insistir cuando vio que no respondió al teléfono. Y como tampoco sabia donde vivía para que fuese a su casa y le reclamase, había sido como matar a dos pájaros de un tiro.
Al fin se había casando después de tres asquerosas y largas semanas.
Pero no bastó con que Yuu le llamase y le mandase mensajes. Oh, claro que no. Durante esas tres semanas se la había pasado discutiendo con Atsumu vía mensaje.
Después de tan desastroso momento en su primera cita, el uno al otro se reclamaron el no haberse encontrado. Lo único bueno de aquello fue que se encontró con su sexy ex-repartidor y la tarde fue mejor de lo había ido. Ambos se disculparon por la penosa cita y acordaron verse en otro momento la semana siguiente.
Resultado: no volvieron a encontrarse.
Lo único bueno, fue que se encontró de nuevo con Miya.
En cada una de las reuniones que planeaba con Atsumu, a la media hora de estar esperándolo se encontraba con Miya. Ambos acababan paseando por ahí o comiendo en algún restaurante familiar mientras maldecían a la persona con la que habían quedado.
Nunca habían entrado en detalles pero los dos creían que era de muy mal gusto plantar a la otra persona.
No sabría como sería la perspectiva de Miya, pero Shouyo pensaba sinceramente que la persona que dejaba plantado a una persona tan atractiva como Miya era de lo peor. Era amable, con sentido del humor, educado y todo un caballero.
Cada vez que intentaba pagar, había sido el rubio quien se le adelantaba. Ni siquiera le dejaba ir a medias.
—¿Debería olvidarme de Atsumu y centrarme en Miya?- era lo que había pensado.
Pero si el tipo de la aplicación era insistente era imposible. Y con lo bueno que parecía en sus primeros mensajes antes de su primera quedada.
Sin embargo, era todo un patán.
Rodó los ojos al volver a escuchar el sonido del teléfono y chasqueó la lengua. ¿Y si se desinstalaba la aplicación? Atsumu dejaría de ser una molestia.
Se volvió a girar en el sofá y agarró el teléfono y abrió la conversación de la aplicación que tenía con Atsumu.
''Puedo aceptar que cada vez que nos hablamos para vernos, te arrepientas''
''Pero lo que no acepto es que ni siquiera seas capaz de avisarme''
''Si tienes cosas que hacer, dímelo''
''No eres el único que está ocupado, ¿sabes?''
''¿Puedes siquiera mirar los mensajes que te envío?''
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Como enamorarse en tiempos de pandemia (AtsuHina)
Fiksi PenggemarCon la crisis sanitaria que está atravesando el planeta entero, las relaciones sociales han cambiado. Y eso, Hinata Shouyo lo nota. Ha intentado encontrar al hombre perfecto, y ahora que lo ha hecho, tiene miedo a contraer el maldito virus. ¿Como pu...