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Me encuentro agarrada de la mano de mi hermano gemelo Nahuel, estaba asustada ya que era la primera vez que nos dejaríamos ver.
- Nahuel, ¿No podemos ir a casa? -le pregunto.
- Suyai -escucho la voz de nuestra tía y volteo a verla-. No podemos abandonar a esta gente.
- No los conocemos, no les debemos nada -le hablo mirándola, soltando a mi hermano y llendo a ella-. Tengo un mal presentimiento.
- Mi pequeña niña -siento su mano en mi mejilla y cierro los ojos-. Todo irá bien, se que no dejarás que nos pase nada.
- No me gusta que tengas tanta fe en mi -le sonrió y me alejo-. Solo por ti hago esto.
Vuelvo al lado de mi hermano y me cuelgo de su brazo, cuando oímos el llamado de la vampira comenzamos a caminar.
Pasamos por los nómadas y la familia de aquella vampira, mi mirada se posa en la pequeña de cabello chocolate, luego baje la mirada a sus padres y les sonreí, me alegraba que aquella mujer lo hubiera logrado.
- Todo va a está bien -la mano de mi hermano se posa sobre la mía-. Solo no te alejes.
- Nunca -le sonrió y vuelvo la mirada al frente.
Nos detenemos antes de llegar a Alice.
- Estuve buscando mis propios testigos -habla con nosotros a un lado.
- Ya tienen suficientes testigos -volteo a mirar a quien ha hablado.
- Déjala hablar hermano -le pide Aro pero yo observo a su guardia con curiosidad.
- Nosotros somos mitad humano, mitad vampiro -la voz de mi hermano me trae a la realidad-. Cómo la niña.
- Un vampiro sedujo a nuestra madre, quien ha muerto mientras nos daba a luz -hable está vez yo-. Nuestra tía Huilen cuido de nosotros.
- Yo la convertí -nuevamente mi hermano hablo, ambos mirábamos a Aro a sus ojos.
- ¿Qué edad tienen? -los tres nos giramos, encontrándonos a la madre de la niña por lo que sonrió.
- Tenemos ciento cincuenta años -habló yo mirándola, se veía bastante aliviada.
- ¿A qué edad llegaste a tu madurez? -la voz de Aro nos hace volver a verlo.
- Nosotros llegamos a la madurez después de siete años, de ahí nuestro desarrollo se congelo -habló mi hermano.
Me desconecte de la plática y seguí viendo por los alrededores, mi mirada llegó a un vampiro de cabello castaño, que estaba junto a una rubia cuando sentí que algo me llamaba, sentí como el agarré de mi hermano se intensificó en mi mano por lo que aparte la mirada y lo ví a él.
Él solo nego con la cabeza.
- Aún así los Cullen se han vuelto amigo de los lobos, son nuestros enemigos -veo en silencio su interacción, no iban a atacar, sus movimientos lentos lo decían.
Aro nos da la espalda para ver a sus hombres.
- Queridos míos, aquí no hay peligro alguno -habla de manera calmada, dejando en claro las cosas-. No habrá pelea... Hoy.
Veo como ambos reyes comparten una mirada para luego el rubio solo dar media vuelta e irse.
Volteo a ver a mi hermano y lo abrazo, aliviada de que todo acabará para nosotros y pudiéramos volver a casa.
- ¡Alto! -su voz se escuchó cantarina-. Me temo que la joven tendrá que venir con nosotros.
- ¿Qué? -pregunto exaltada, preparándome para huir de ser necesario.
Escucho como los de atrás comienzan a murmurar y como el joven que hace rato miraba está a un lado del rey.
- El chico a mi lado me ha dicho que ella es su compañera, no podemos permitir irnos sin ella -oigo su voz pero me niego a creerle-. Por favor querida, ven.
- Nahuel... -murmuro y volteo a verlo.
- No se llevarán a Suyai -me pone detrás de él.
- Aro, viejo amigo no puedes obligarla a ir contigo -se escucha una voz de hombre que se va acercando.
- Carlisle, siempre tan correcto -habla Aro-. Pero ambos sabemos que deben de estar juntos, pueden morir por estar separados.
Mi mente es un caos, sabía que no debía irme, no me había separado de mi hermano, ninguna vez en mis 150 años de vida, con mis manos temblando me alejo de él. Nahuel voltea a verme ante repentina separación y yo solo puedo verlo a él, pero se que todos tienen su mirada en mi.
- Me iré -murmuro y acarició su mejilla-. Pero no será la última vez que me veas.
- No vayas -me pide y cierro los ojos cuando el copia mi acción-. No nos dejes a a la tía y a mi.
- Iré lo más seguido que pueda, son mi familia -le digo con una pequeña sonrisa-. Nunca te vas a librar de mi.
- Sabes dónde encontrarnos -besa mi frente.
Me acerco a mi tía y la abrazó, ocultando mi mirada en su cuello, oliendo su tan familiar aroma.
- Te voy a extrañar -murmuro y la abrazó con un poco más de fuerza pero sin lastimarla-. Iré a verlos pronto.
- Claro que sí hija -acaricia mi espalda.
Me alejo de ella y comienzo a caminar a dónde está él, estira su mano y la tomo.
- No te faltará nada con nosotros -habla mirándome a los ojos.
- No me faltaba nada con mi familia -le digo y aparto la mirada a mi hermano-. Te amo Nahuel.
- Te amo Suyai -le sonrió.
Volteo a ver a mi compañero y este afirma el agarré, segundo después la guardia va desapareciendo y nosotros junto a ellos.
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