.Japonés.

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1 año y 5 meses
después.

La mansión estaba alborotada, empleadas con diferentes posiciones corriendo de un lugar a otro, guardias llevando cargamentos pesados, ruidos desde el jardín. Todo un lío.

-Llevalo a la bodega, rápido -les ordenó un señor de avanzada edad a dos hombres cargados, los cuales llevaban la mercancía- Porfavor, ¡Apresurense! Todo debe estar listo antes de que llegue nuestro Jefe y ...

Aquél anciano no termino su frase ya que las grandes puertas, se abrieron interrumpiendo su habla. En ese momento el oxígeno de todos comenzó a fallar, comprometiendo a todos los empleados y hasta los guardias entrar en nerviosismo.

Sin esperar mucho se formaron dos hileras a cada lado de la puerta, cada uno con su mirada al suelo demostrando respeto esperando que su tan esperado Jefe pasara frente a ellos para hacer una corta reverencia.

Está vez no venía solo como de costumbre.

-¿Qué es todo esto? -señalo Lee su alrededor. Rápidamente el anciano de hace unos minutos se paro frente a él.

-La joven Lee ha llegado, mi señor, le han dado fin a su entrenamiento y su acuerdo ya está confirmado, Está lista para cumplir su primera misión -se apuró a decir sin despegar la mirada del suelo, al decir esto una gran sonrisa se creo en el rostro de Lee.

-¿Dónde..

-S-su bodega.. señor -respondió.

-¿Y qué significa todos estos guardias?, deben reforzar la seguridad en la entrada -fruncio su ceño con reproche.

-El joven Xijing hijo de XiMei acaba de dar como regalo de cumpleaños a la señorita T/n, 100 libras de armamentos pesados. -Relamió sus labios esperando ver la orden para continuar con su habla, y así lo hizo- Pero la señorita Lee, rechazo el regalo y ordenó enviar todo esto a su bodega -Lee finalmente asintió divertido, terminando por darle un apretón en el hombro y salir de la sala- ¿Quién es usted?.

Tan solo mirarló le causó escalofríos, sus ojos tan duros y hipnotizantes, demostraban gran autoridad. Dió secos pasos hacia el anciano, dejando ver la gran diferencia de altura. Al menos unos 10 centímetros.

Se arrepentía sinceramente. Se arrepentía cada segundo en que volteo a mirar al ser más querido de su Jefe, Y el más respetado. Con aquélla pregunta bastante mal educada de su parte su puesto y tal vez familia, estaba en peligro.

Titubeó al hablar, sin saber que decir o como disculparse.

-Señ-

-¡Nakamoto Yuta! -los dos voltearon a mirar a un negro alto y robusto que se acercaba a ellos con una sonrisa. No pudo descifrar la última mirada que le dio aquél nombrado antes de alejarse e ir con la mano derecha de su jefe.

La puerta de madera desgastada crujió al ser abierta, retumbando el sonido sordo en las cuatro paredes de la pequeña oficina friolenta. No había calefacción, ni electricidad. Al entrar solo eran pequeñas pilas de papeles, una gran mesa y estanterías en las que solo adornaban más y más papeles.

Lee cerró con cuidado la puerta tras de él al estar completamente adentro, observo con detenimiento cada rincón de la oficina buscando la figura bastante conocida para él.

Soltó una pequeña risa seca, al reconocer su sombra en la poca iluminación que entraba por una pequeña ventana, sentada frente a al escritorio con sus pies cruzados arriba de él.

-Creo recordar que te daba miedo la oscuridad -habló rodeando la mesa para llegar hasta ella, y al estar a su lado apoyo sus caderas en el borde de la mesa sosteniéndose con sus manos. Miro el suelo.

Gran Estúpido & Lindo Japonés [Yuta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora