.Sin palabras.

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El sol comenzaba a salir dando pequeños destellos desde la ventana de la habitación de T/n. Ella aún seguía plácidamente dormida tirada en el suelo, con una delgada cobija cubriendo su cuerpo, sus cabellos estaban alborotados tapando sus ojos algo hinchados.

A su alrededor, se podía divisar un enorme sofá cerca del cuerpo de la chica, un clóset algo deteriorado y una estantería con escasos libros. ¿Su cama? Pues paso a ser propiedad de su madre hace más de 6 meses. Su casa solo contaba con dos habitaciones pequeñas, un baño y una linda cocina acojedora. Aunque su casa fuera pequeña y estuviera en horribles condiciones para T/n era un paraíso. Un lugar donde guardada inmemorables recuerdos, donde comenzo todo con su madre y padre, donde creció ella.

Lastimosamente el amanecer duro poco y su alarma coménzo a sonar reiteradas veces, llegando a un irritable límite de despertar a la joven.

Lo primero que hizo al abrir sus ojos fue girar su cuerpo en dirección del reloj y tomarlo con la intención de estamparlo contra la pared, pero se detuvo antes del impacto aspirando impaciente, sabiendo que si lo hacía tendría graves problemas luego. El autocontrol duro unos segundos terminando por dejarlo en su lugar y quitar despacio la cobija de su cuerpo.

-Lo siento... -le susurro al reloj antes de ponerse de pié y estirar sus extremidades.

Bajo a la cocina al terminar de vestirse y asearse, no tenía nada para desayunar así que optó por sacar las cuentas del mes. Tendría que trabajar y pagar las deudas con las que las había hundido su padre antes de abandonar la casa, sumando los tres meses de renta atrasados que tenía.

T/n recargo su cabeza en la palma de su mano frustrada, miro el papel una vez más y termino por darle una fuerte punzada en la cabeza. Se quejo del dolor.

¿Realmente tendría esa gran número de dinero en un mes?, Estaba hasta el cuello y a T/n le desesperaba la idea de que en unos meses, probablemente su madre y ella estarían durmiendo en las calles.

Tenía que conseguir trabajo lo más rápido posible, aún tenía esperanzas. Desde que su padre decidió irse dejándolas solas, las cosas empeoraron y el estado de su madre decayó, enfermó y luego empeoró ya que por falta de dinero no podían pagar los remedios. T/n desesperada busco trabajo en cada tipo de empleó y hasta suplicando, pero fue en vano, algunos ignoraban su esfuerzo u otros por ser menor de edad.

Dejo de pensar al ver la hora, tenía que irse rápido o no la dejarían entrar al instituto.

El timbre de receso había sonado, era el momento de cambiar sus libros e ir a comer, es lo que T/n y algunos estudiantes más se encontraban haciendo frente a un casillero.

Saco su libro de matemáticas guardándolo con tranquilidad, después de esto rebusco por su casillero el libro de Álgebra metiéndolo con cuidado. Luego comenzó a ordenar un poco su casillero, no tenía hambre así que para fue perder tiempo.

Desafortunadamente se encontró con lo que no quería encontrarse, tan solo escuchar sus voces chillonas le hacía doler la cabeza. Suspiró profundo siguiendo con lo suyo, el grupito de chicas se encontraba a unos metros de ellas sin darse cuenta de su presencia.

Por ahora.

-Te pasaré el número, es muy divertido -Habló una de ellas sacando sin problema alguno su celular. Un sonido de afirmación se escuchó luego de ella y continuo con un infinito silencio.

-Oigan, ¿ella no es la estúpida muda? -comentó una de ellas insinuando a voltear a verla. Al darse cuenta de su presencia solo comenzaron a reír a carcajadas señalando sus zapatillas.

“¿Porqué estás callada?” pensó.

-Según los rumores el padre de está estúpida la abandonó dejándola con su mami -siguió con burla- lo sierto es que su madre es una prostituta de cuarta que deja que se la metan hasta por las orejas.

Más risas llegaron a los oídos de T/n, ella en repuesta solo dejo salir todo el aire que contenía en sus pulmones y cerró la puerta del casillero con fuerza. El disturbio logró callar a todas en un segundo, la joven diviso a esas caras desconcertadas bastante conocidas paso de su lado ignorandolas.

Acomodó su bolso y camino hasta salir del instituto y encontrarse con el extenso campus.

Estúpida Muda. Ese era su apodo en el instituto desde que llegó, varios habían intentado sacar una conversación apropiada con ella pero era bastante difícil y tan solo respondía con cortas palabras, con sonidos de garganta o simplemente los ignoraba. Tanto así que comenzaron a llamarla así por su comportamiento.

No le importo en lo absoluto su nuevo apodo, pero para los resentidos esto fue poco y esparcieron rumores de su familia, unos ciertos otros falsos, rumores que a ella le importaba poco desmentir o afirmar. Ella solo iba a estudiar.

Los minutos pasaron y al sonar el timbre la chica dejo de jugar con su dedos para caminar a clases.

Suspiro por quinta vez en el día, moría de hambre pero no estaba dispuesta a hacer ningún ruido ni queja, de lejos pudo divisar su casa llevándose la gran sorpresa de que un hombro robusto y bien vestido estaba parado en el marco de su puerta con un papel en manos.

-Buenos días -saludó el hombre al darse cuenta de su presencia sonrió entregándole el papel- por accidente llego a mi casa.

Ella por su parte no artículo ninguna palabra ni expresión y toma el papel en manos entrando a la casa. Que falta de educación diría su vecino pero no, ya sabía su problema.

Al entrar lo primero que hizo fue ir a la habitación de su madre, suspirando de alivio al verla durmiendo con calma mientras apretaba uno de sus peluches. Se acercó a ella y deslizó en silencio su dedo índice, "acariciándola". Esa es la única muestra de afecto que podía tener hacía ella.

Al ir a la cocina, saco de las dos manzanas que le había regalado una anciana y las lavo cuidadosamente para pelarlas luego.

Media hora después, T/n termino por completo la comida de su madre llevándosela en una charola hasta su habitación.

-Hane -habló al sentarse a su lado- Hane..

Al verla abrir sus ojos su corazón latió con fuerza, quería sonreír en ese momento pero no lo hizo.

-Comida.

Ya era de noche, estaba cansada y su cuerpo dolía. Tubo que pedir prestado un Edredón al vecino para cubrir a su madre y aunque su vecino con amabilidad le ofreció uno a ella, se negó tomando solo uno.

Era invierno y las noches se ponían congeladas.

Tomó asiento en el sofá de su habitación antes de irse a dormir y desdobló el papel con atención.

Al empezar a leer cada frase con detenimiento, su cuerpo se tenso al entenderlo todo. Una vez más relamió sus labios y miro la ventana a su lado. Temía que esté día llegara.

Orden de desalojo

Gran Estúpido & Lindo Japonés [Yuta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora