[Pausada hasta que Moisés baje a la tierra]
❝ Zenitsu era amigo de un chico con ciertas características peculiares, ________. Ambos mantenían una amistad agradable que a los ojos de cualquiera se definiría como normal. ❞
❝... Casi. ❞
│ ⎙;; Título a...
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"¿Crees que no hay una razón para seguir adelante? Te daré una. Dame la oportunidad de hacerte mi aprendiz."
...
-________... umm... creo que ya deberías soltarme... -Lo escuché murmurar dudoso, mientras lo abrazaba sin intenciones de dejarlo. Tal vez ya llevaba media hora lloriqueando por lo mismo, aún me impresionaba la paciencia que tenía conmigo.
-¡Siete días! ¡Siete días es mucho! -Exclamé aferrándome a él. -Tal vez pueda sobrevivir, pero te quedaras solito...
Senjuro rió ante mi berrinche.
-De los dos, eres el único que podrá ir a la selección final. No debes preocuparte por mí, yo estaré bien. Y mi hermano estará conmigo, así que realmente no me sentiré solo. -Formulo entre risas, que se detuvieron hasta permanecer en silencio. -... Lamento que no pueda estar aquí para despedirse de ti...
-Nah... está bien. Es su deber como Pilar. -Me encogí de hombros. -Además, no voy a morir ni nada, por lo que Rengoku-san no tiene porqué despedirse de mi. Y tu tampoco deberías.
-Supongo que tienes razón... pero no puedo evitarlo, no me gustaría que te vayas sin antes despedirme. -Murmuró, curvando sus labios en una ligera sonrisa. -Entonces, espero que te vaya bien.
-Así será. Y regresaré incluso muerto, no se preocupen.-Me separé sonriente. Senjuro me dirigió una mirada asustada, por lo que suspiré. -Solo bromeo, de preferencia vivo. Entiendo.
Lo abracé por enésima vez antes de finalmente despedirme.
-¡Nos vemos! -Le grité estando ya lejos. -Oh, ¡Y dile a Atsuka que la visitaré luego!
-¡Está bien! ¡C-cuídate! ¡Asegúrate de no morir, por favor!
-¡Sí, sí!
...
El camino hacia la montaña Fujikasane no era muy complicado, sólo debía seguir un sendero definido. Pero fue un tanto largo y aburrido. Cuando finalmente llegué, ya se había hecho de noche. Pero me asombré al ver la cantidad de glicinas que colgaban de los árboles, parecían incluso desprender su propio brillo.
-Me pregunto si puedo arrancar alguna...
Llegué a la conclusión de que no era una buena idea.
Cuando estuve en la cima de la montaña muchas personas ya se encontraban allí antes que yo. Diría que no eran muy amigables ya que la gran mayoría me miraron amenazantes apenas puse un pie ahí. Al contrario, yo los observaba con admiración pues creía que de seguro eran muy fuertes.
Los minutos pasaban y no sabía que hacer, por lo que me acerqué sonriendo a uno de ellos con la intención de saludar. Era un un chico alto que poseía una curiosa cicatriz en el lado izquierdo de su rostro.
