13] No soy juguete de nadie.

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Ares al percatarse de mi cambio voltea a ver el motivo de este y le pasa lo mismo que a mí: cambia su gran sonrisa por una mueca que, termina siendo una expresión de querer matar a quien se le atraviese. Ares gira a verme con cara de pedir una explicación a este circo, ¿Pero cómo le explico si ni yo misma sé?

Los personajes pasan hacer la cola para obtener sus pedidos de helados en unos microsegundos los ojos de Micah se encuentran con los míos y su flameante sonrisa desaparece. Christine al percatarse del cambio del rubio dirige su vista a lo que este está viendo en donde me ve y sonríe superiormente mientras se acerca más al rubio entrelazando su brazo con el de él.

Ilusa, como si me interesara Micah, asco.

Quisiera mirar hacia otro lado, pero mi asiento queda viendo al frente en la parte de la cola, es decir, viendo el lindo paisaje de ambas parejas sonrientes.

Sigo comiendo mi helado sin animo alguno tratando de mantener mi vista hacia la mesa. Ni miro a Ares, porque eso sería ver hacia allá.

Después de cinco minutos de sufrimiento en silencio; Ares desliza su mano hacia la mía y la aprieta―Dos pueden jugar a este juego—Dice sonriendo con orgullo dejándome completamente confundida.

Ares contesta una llamada para aumentar mi cara de: ¿Qué verga?

―… Sí. Esa misma—Ares pasa una mano por sus rizos sonriendo malévolamente para luego reír a carcajadas—. Vale, aquí los espero.

Cuelga la llamada para regalarme una sonrisa muy contagiosa que me hace sonreír de igual manera, solo que no me llega a los ojos y, al él tampoco.

Los personajes se sentaron al otro lado de la heladería, pero hasta ahora el único que no se ha percatado de mi presencia ha sido Ian por estar de espaldas. Hasta la perra de Jessica me vio y se le acerco más.

Hace cinco minutos llego Marco y empezó hacer la cola, pero tiene rato señalando no sé tantos helados que ni idea para que ejercito son.

Marco se sienta junto a Ares hablando sobre cambiarnos de mesa que queda a dos mesas de distancia en donde están los innombrables. Después de negarme mil veces; accedo porque tendré a cambio un libro nuevo en mis manos.

Tu sabes, el cochino interés.

Al levantarnos, entran cinco chicos del equipo de fútbol riéndose a carcajadas y al vernos salen corriendo a abrazarnos a todos, llamando así toda la atención de todos los presentes, hasta del puto del castaño.

―Aura, linda, ¿Cuánto tiempo?—Me saluda Steven el quarterback del equipo.

Steven es un chico alto, moreno con unos músculos más grandes que yo, cabello negro azabache con ojos verdes olivo, en fin, esta para chuparse los dedos. Steven viene vestido con unos vaqueros rotos en las rodillas, con un suéter negro y unas botas timberland negras. Steven tiene una gran sonrisa blanca como perlas y es el chico más humilde que he conocido. A pesar de ser chico con padres de dinero, no anda como niño estúpido gastando en cosas innecesarias o tratando de coquetear con toda chica que llegue al instituto.

Luego de saludar a Steven, paso de saludar a Lucas, un rubio con rizos alocados, súper alto, con una piel blanca pálida, ojos grandes color miel y al igual que todo el equipo: musculoso. Mario, un moreno alto con su cabello algo largo negro azabache ojos cafés para espabilarte por la mañana y con sus músculos más grandes que mi cabeza. Orlando, el dulce Orlandito como lo suele llamar Lucas, es estatura promedio, por ende es uno de los más pequeños del equipo, pero su fornido cuerpo dice mucho, su cabello lacio castaño brilla como todos los días y su tez blanca lo hace deseable, y luego esta Noah, el más travieso después de Lucas, es un chico alto fornido igual que sus compañeros, con su cabello largo medio ondulado castaño sus ojos rayados lo hace un chico muy buscando por el género femenino y su piel blanca pálida la cual a muchas le gusta.

¿Será amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora