ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 23

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"Más cuerdo es, el que acepta su propia locura." - Edgar Allan Poe.

Fuera de un edificio, cerca de un lugar con bastantes carros, como se podía escuchar, hubo una persona que hizo una llamada que al parecer era urgente para su situación.

- ¿Hola?

- ¿Señor?

- Ya he dicho que no me gusta eso... - Era piscis. - ¿Está mi madre muy ocupada?

- No, de hecho está en la sala con bocadillos.

- ¿Podría pasarle el teléfono y decirle que soy yo? - Estaba algo inquieto.

- Claro, seño...

- Por favor, aún no...- Rió.

Se escuchó una pequeña risa del otro lado del teléfono.

- ¿Hola, hijo? - Era su madre. - ¿Entonces...ya decidiste?

- Si. - Piscis respiró hondo. - Acepto, pero necesito todo ahora mismo.

- Lo que diga mi ahora, único pequeño. - Rió.

- Lo hago por ella y mis amigos, no por tu egoísmo, madre. - Miró en dirección al piso. - Yo no haría esto de lo contrario.

- Lo sé. Enviaré a alguien para que vaya por tí, para que hablemos, sobre lo que nos interesa. - Su madre soltó una pequeña risa.

- Puedo ir solo.

- No puedo dejar que mi hijo haga eso.

- Basta. Ya voy. - Iba a colgar el teléfono.

- Ni se te ocurra, ya van por ustedes.

- ¿Nosotros?

- Sí, la familia Kim tiene un caso parecido y, ese chico, ah, ese chico siempre está tratando de convencernos para que ayudemos.

- ¿Los Kim? No creí que tuvieran problemas y un hijo, esa pareja, lucen como enamorados millonarios, bueno, sea quién sea y cómo sea, ¿Dónde voy? - Se refería a dónde lo pasarían a buscar.

- Eh, bueno depende de usted, señor. - Su madre rió a carcajadas. - ¿Está bien que sea en tu escuela?

- ¿Qué? Claro que no. - Suspiró. - Está bien en la esquina de la casa en donde me hospedaba.

- Bien, ahí será, en cinco ya estarán ahí.

- Bien, colgaré. - Su madre lo interrumpió.

- Kaito, ten cuidado. - Finalizó la llamada.

Alguien vestido de manera extraña, con lentes, una chaqueta y camisa blanca llegó, simplemente se puso a un lado.

Piscis estaba ansioso, no buscaba la manera de quedarse solo en ese momento, no quería que se enteraran sobre su familia.

- Disculpe, ¿espera a alguien?

El chico lo miró.

- Oh, eh, hola... No, no sabía que estabas aquí. ¿Esperas a alguien? - Era libra.

- Esa fue mi pregunta.

- Eh, si, espero a un compañero y a alguien más. - Miró al frente.

- ¿Una chica? - Rió.

- Por favor, que así sea, no he tenido tiempo de salir a ningún lado, he... estado muy ocupado.

- Si, yo igual. - Miraron al frente.

- Creo que han venido por mí. - Era Libra.

- ¿Quién? - Miró un auto. - ¿Ese?

- Eh, sí.

Tᴡᴇʟᴠᴇ Kɪʟʟᴇʀs. ᶻᵒᵈⁱᵃᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora