dos

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Tampoco había tenido muchas ganas de ir a la casa de los Weasley esa tarde, no tenía ánimos para levantarse de la cama y mucho menos para asistir a una fiesta e intentar ser sociable, pero había confirmado su asistencia hace mucho y sería demasiado vergonzoso que, de la nada, decidiera no ir.

Así que ahora estaba allí, en el gran patio de la casa, sentada en una de las sillas de madera, cruzada de piernas y sosteniendo un vaso con las yemas de los dedos. Harry, Ron, Ginny, Fred, George y Angelina estaban con ella, conversando animadamente.

Pero Hermione no les estaba prestando atención, sus ojos estaban fijos en el otro extremo del patio, donde un colorido grupo de personas estaba reunido en coro. Allí estaba Tonks, radiante como siempre, Bill, con una botella de whisky en la mano, Charlie, haciendo gestos con las manos mientras contaba una apasionante historia, y Fleur, sonriendo ampliamente.

Era una reunión intima, solo entre amigos y familiares cercanos, así que ninguno había asistido usando prendas elegantes. Fleur no había sido la excepción, solo estaba usando un sencillo vestido azul de tirantes, que hacia juego con sus ojos, pero Hermione creía que se veía absolutamente hermosa.

Estaba segura de que todos —todas— pensaban lo mismo.

Dio un respingo cuando vio una mano agitarse frente a sus ojos.

—¿Sigues con nosotros? —preguntó Fred.

Hermione no le respondió, pero sonrió y se apresuró a beber de su vaso. Harry la miraba con una curiosa expresión en el rostro y Hermione temía que empezara a hacerse ideas equivocadas.

Porque ella no había estado mirando a Fleur, no de la manera que él creía, al menos.

El baile se reanudó cuando el sol se ocultaba por el horizonte.

El señor Weasley se levantó y pidió la mano de su esposa. Lupin caminó hacia Tonks y le extendió una mano con galantería, luego Harry invitó a Ginny, George sacó a Angelina, Fred fue por una nueva botella de vino y Hermione se quedó en la silla, con la cabeza apoyada en el hombro de Ron.

Bill bailaba con Fleur en el medio de la improvisada pista, los dos reían mientras se contorneaban al ritmo de la música. Algo se revolvió en el estómago de Hermione.

La envidia porque ella jamás podría moverse así.

Ginny se reunió con ellos unos momentos después, tenía los labios hinchados y un creciente rubor extendiéndose por sus mejillas. Hermione le sonrió y Ron levantó las cejas, era notorio que había estado besándose con Harry.

—Harry fue al baño. ¿Te vas a quedar aquí todo el rato, Hermione? —añadió Ginny mientras se sentaba en una de las sillas vacías—. Deberías levantarte y bailar, si te quedas aquí te vas a emborrachar más rápido. —Miró a Ron, como si él fuera el culpable de su nulo interés en la fiesta, y él se removió en su sitio.

—Me iré en un rato, tengo que estudiar —contestó Hermione mientras apartaba la cabeza del hombro de su amigo.

—¡Pero si mañana es domingo!

Iba a responder, estaba lista para responder, pero una voz cantarina la llamó e hizo que su mente se vaciara de todo pensamiento.

—¡Hermione!

Giró la cabeza con lentitud y, tal como esperaba, se encontró con el rostro sonriente de Fleur Delacour.

—Hola —murmuró.

Fleur saludó al resto y se sentó en el asiento al lado de Hermione, el mismo que, momentos antes, le había pertenecido a Fred. Cruzó sus largas piernas e hincó los codos en sus muslos. Sus brillantes ojos azules la miraron con avidez.

Epifanía [FLEURMIONE AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora