tres

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Se metió en la cama, se envolvió bajo las sábanas y cerró los ojos con la esperanza de quedarse dormida en seguida. Esperó por varios minutos, anhelando que el sueño la alcanzara, pero el silencio no la ayudó en lo absoluto.

Su mente era un lío lde ideas desenfrenadas, de palabras cargadas de reproche, de imágenes de la fiesta que se repetían como una película interminable. Aunque lo intentó, no pudo dejar de pensar en el rostro avergonzado de Ron y, mucho menos, de la expresión ilusionada de Fleur cuando la invitó a bailar.

¡Habría sido fácil rechazarla! ¡Habría sido fácil mentir, decir que estaba cansada o demasiado borracha para ponerse en pie! ¡No le habría costado nada excusarse con que debía volver a casa temprano! ¡Podría haberla rechazado con amabilidad, inventándose cualquier otra tontería! Tantas cosas, podría haber hecho tantas cosas para evitar bailar con Fleur, pero Hermione, gobernada por los nervios —irracionales, absurdos, incomprensibles— y la estupidez, había optado por besar a su mejor amigo frente a toda su familia.

No tenía cara —ni el coraje— para enfrentar a los Weasley.

Su celular vibraba sin descanso en la mesita de noche, pero Hermione no se preocupó por atenderlo. No tenía ánimos para hablar con nadie, lo único que deseaba es que la tierra se abriera y se la tragase. Quería desaparecer, hacerse polvo e irse con el viento... cualquier cosa que la librara de hacerle frente al mundo.

El domingo tampoco mejoro. Le dolía la cabeza —sentía como si alguien le martilleara el cráneo sin parar— y el cuerpo, sus miembros estaban adormecidos y sus sentidos atrofiados. Todo en ella era un lío.

Intentó estudiar, distraerse, avanzar con los trabajos que tenía pendientes, pero cada vez que quería ponerse en ello la asaltaban los recuerdos, precedidos por la culpa, y la acorralaban en su propia mente.

Hermione se pasó el resto del día en su habitación, envuelta en las sábanas, intentando no sentir... no pensar. Sus padres, por supuesto, se alarmaron con su comportamiento distante, pero ella los tranquilizó diciendo que los exámenes estaban a punto de comenzar y necesitaba estudiar. Eso bastó para que no volvieran a llamar a su puerta.

Fue un alivio fugaz, volátil, solo del momento, podría haberse librado de sus padres, pero no de sus pensamientos ni de la persona que llevaba horas llamándola con insistencia.

Ginny.

No quería contestar, realmente no quería hacerlo. Sabía que no la haría sentirse mejor en lo absoluto, sabía que esa conversación solo empeoraría el lío en su mente y triplicaría sus miedos y dudas, pero aun así...

Tomó el celular con manos temblorosas, se tumbó encima del colchón y contestó la milésima llamada del día. Tenía la boca seca.

—¿Hola? —susurró Hermione.

Escuchó un largo suspiro del otro lado de la línea.

—Te llamé ayer para preguntar si habías llegado bien —contestó Ginny con hartazgo. Hermione apretó los labios, sintiéndose un poco culpable—. Luego, llamé a Remus y me aseguró que te había visto entrar a tu casa antes de irte.

—Perdóname, no era mi...

—Entiendo que estuvieras cansada, harta y todo lo que pudieras estar, Hermione, pero no puedes ser así de desconsiderada.

Sintió que algo ardía y se agitaba, furioso, en su interior, motivándolo a hablar, a contestar, pero ahogó sus ganas y se mordió la lengua. Como consecuencia, se quedaron en silencio por varios segundos.

—¿Cómo amaneciste? ¿Tienes resaca? ¿Estás tomando agua? —La voz de Ginny denotaba genuina preocupación.

—Estoy bien —respondió Hermione con voz ronca.

—Me alegro por ti. Aquí en casa da la impresión de que hubiera caído una bomba, todo es un desastre y aún tenemos mucho que limpiar, pero nadie tiene ánimos de hacer nada. La gente se estuvo yendo de a pocos, pero el licor no dejaba de llegar. La fiesta terminó demasiado tarde... ¡Ah! Descubrimos a Bill durmiendo encima de la taza y Sirius se cayó un par de veces, y luego Fred y George hacían malabares con las botellas vacías...

Escuchó, sin ánimos, a su amiga narrar lo que había ocurrido después de que ella abandonara la casa. No estaba interesada en lo más mínimo y tampoco lo encontraba divertido, pero la voz de Ginny supuso una momentánea distracción de sus pensamientos autodestructivos.

Sin embargo, y a pesar de que intentara no pensar en ello, no dejaba de angustiarle el hecho de no escuchar el nombre de Fleur en la conversación. Era como si ella también se hubiera marchado después de aquel desafortunado incidente.

¿Por qué lo haría? ¿También tendría cosas que atender? ¿Trabajos pendientes? ¿Exámenes para los que estudiar? ¿O...?

—¿Cómo está Ron? —preguntó Hermione cuando Ginny terminó su monólogo.

—En su cuarto —contestó ella después de una larga pausa—. No ha salido mucho, parece que tiene resaca.

No podía verla, pero estaba segura de que tenía una expresión de avidez en el rostro.

—Estaba preocupada. —Hermione aguardó por una respuesta, por alguna palabra, pero solo recibió silencio. Su pulso se aceleró sin razón y su respiración se hizo más acelerada. Ginny no hablaba y eso empezaba a ponerla nerviosa... y ocurrían todo tipo de desastres cuando no tenía el control de sus emociones—. Creo que lo arruiné para él. Le gusta Fleur (le gusta muchísimo) y que lo besara allí... bueno, supongo que eso ha reducido sus posibilidades de...

Se cortó cuando escuchó a la estruendosa risa de Ginny desde el otro lado de la línea. Se quitó el celular de la oreja y lo miró, conmocionada. No entendía la reacción de Ginny, no entendía el porqué de sus carcajadas, pero presentía que no era nada bueno.

Volvió a ponerse el celular en la oreja, sintiéndose increíblemente estúpida.

—¿Qué te pasa? —masculló.

Imaginaba que Ginny estaba secándose las lágrimas de risa en su habitación, lo que solo hizo que su enfado incrementara.

—¿Qué me pasa? —repitió Ginny con voz cantarina. A Hermione le hirvió la sangre—. ¿Tú de verdad estás escuchando lo que dices?

—Tu hermano está enamorado de Fleur.

Otra risa. Hermione estaba a punto de perder los papeles.

—Lo estaba —la corrigió Ginny—, ¡claro que lo estaba! La mujer es preciosa, pero... Dios, Hermione, de verdad que eres tonta.

—No te entiendo.

—Hermione, ¿en serio creíste que Ron tenía alguna posibilidad con Fleur? ¿En serio?

—No veo porque...

—¡Ni en un millón de años, Hermione!

—Lo que creo es que estás haciendo un juicio muy superficial —repuso, hastiada—. Tu hermano... creo que tu hermano es increíble, es un buen chico y es muy divertido, ¿bien? Además, Fleur no es solo una cara bonita, ella es muy inteligente y amable... —Las palabras se atascaron en su garganta, retenidas por una fuerza desconocida.

Pero Ginny se apresuró a incentivarla.

—¿Y? ¿Y qué más es?

—¡Pues es asombrosa! —exclamó Hermione sin poder contenerse—. Es una chica maravillosa, muy linda y divertida. También... es brillante y es hermosa ¡y creo que la gente debería ver en ella más que su apariencia porque...!

—¿Porque...?

—Porque hay mucho más, ¡muchísimo más! Pero ninguno se esfuerza en conocerla de verdad, ninguno se preocupa, ninguno la ve como... como... Mira... No, no, escúchame. Fleur es la chica más fantástica que he conocido, ella es... ella es...

—Ella es lesbiana, Hermione.

Su corazón dio un vuelco.

***

Si creen que va demasiado rápido es porque pensé esto como un oneshot, pero las cosas siempre se me salen de control jsjsjsjs.

Epifanía [FLEURMIONE AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora