cinco

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—Entonces... ¿La invitaste a salir? —Ginny se veía ilusionada.

Hermione bajó la vista hacia su plato y continuó jugando con la comida cansinamente. No tenía ganas de comer, hablar ni nada. Lo único que deseaba es que el día se terminara de una vez para que pudiera refugiarse bajo sus suaves sábanas.

Y llorar toda la noche, tal como había hecho el día anterior, cuando llegó a casa, porque tenía un lío en la cabeza y el corazón.

—Acordamos salir el fin de semana —corrigió Hermione sin ánimos. Ginny golpeteó la mesa con impaciencia y Hermione soltó un largo suspiro—. Tonks también estaba allí.

Ginny no se mostró sorprendida.

—Sí, obvio. Fleur te dijo que iría a apoyarlas con el maquillaje el día de la fiesta, ¿no? ¿Ya no lo recuerdas?

—Es que... —No sabía como tocar el tema sin que sonara demasiado ofensivo—. Es que... Bueno, Fleur es gay y... estuvo sola con Tonks antes de que yo llegara. ¿No crees qué...? Bueno, pienso que pudo ser incómodo...

Al final, no consiguió su objetivo. Ginny había soltado su tenedor —que hizo mucho ruido al caer sobre el plato, llamando la atención de los estudiantes curiosos que estaban sentados a su alrededor— y la miraba con dureza.

—¿Por qué debería ser incómodo?

—Pues... es que pienso que podría ser incómodo... ¿Tú no te sentirías extraña... estando sola con una persona así?

Los ojos de Ginny centelleaban de furia, pero, cuando habló, lo hizo con voz calmada.

Que, de todas formas, la hizo estremecer.

—No veo porque debería sentirme incómoda. Fleur es la amiga de mi hermano y le tengo mucho cariño, la conozco hace mucho y nunca ha intentado sobrepasarse conmigo o algo por el estilo. Y ella no es gay, no puede serlo, es lesbiana, ¿quedó claro?

Frunció los labios de forma inconsciente cuando escuchó esa palabra. Las cejas de Ginny se elevaron por la sorpresa, formando un delgado arco en su rostro.

—Ahora eres tú la que está haciendo un razonamiento estúpido —agregó Ginny.

Sí, ella estaba diciendo la verdad, Hermione, muy en el fondo, lo sabía, pero darle la razón a su amiga significaría aceptar qué...

Pinchó una de las papas fritas con el tenedor y se la llevó a la boca. Estaba fría después de tanto, pero se la tragó de todas formas. Aun sentía la apremiante mirada de Ginny sobre sí.

—Solo pienso que es un poco raro —murmuró sin apartar los ojos del plato. No quería tener que mirar a su amiga directamente a la cara, porque sabía que ella sabría interpretar la expresión de su rostro—. Y creo que podría ser incómodo para...

—Solo es incómodo para ti, Hermione. Y, ¿quieres que te diga la verdad? Tu comportamiento me decepciona. Eres brillante, siempre has sido brillante, la persona más inteligente que he conocido, pero ahora mismo estás hablando como lo haría cualquier imbécil promedio —le soltó Ginny—. Y también te estás portando como una imbécil, como una completa imbécil, porque es más fácil para ti decir cuanta estupidez se te ocurra que aceptar que Fleur te gusta.

Eso no era cierto, Fleur le gustaba, pero no de la forma que Ginny insinuaba. Entonces, era el momento de negarlo encarecidamente, tenía que decirle a su amiga que se dejase de hablar tonterías. Levantó la cabeza de golpe y la miró fijamente mientras separaba los labios, lista para replicar, pero su convicción se esfumó antes de que pudiera pronunciar una sola palabra. Ginny le sonrió, sabiéndose victoriosa.

—Así que vas a salir con la mujer más guapa de la universidad el fin de semana. ¿Dónde irán? ¿Fleur te ha propuesto algún lugar? ¿Tienes algo planeado? —preguntó Ginny después de una larga pausa.

No tenía ninguna excusa para evitar responder, su plato ya estaba vacío sobre la mesa.

—Todavía no lo hemos discutido —balbuceó Hermione—. Se supone que... tengo que mandarle un mensaje. Le dije que lo haría.

Habría esperado que Ginny la presionara a hacerlo en ese instante, en su delante, pero, muy al contrario, su amiga le lanzó una mirada comprensiva mientras se acomodaba la mochila en la espalda.

—No te pongas demasiado nerviosa, va a salir bien —dijo ella, poniéndose de pie—. Fleur es un encanto, aunque eso ya lo sabes —añadió con una sonrisa pícara—. Me tengo que ir, tengo clases a las dos.

—Suerte —susurró Hermione. Ginny asintió e hizo el amago de irse, pero Hermione, deseosa de arreglar un poco del desorden en el que se había convertido su vida, la detuvo para hacerle una última pregunta—: ¿Cómo está Ron?

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Ron aceptó sus disculpas enseguida, sin soltar reproches ni pedir ningún tipo de explicación. Hermione lo agradecía, no habría soportado seguir distanciada por más tiempo de uno de sus mejores amigos. Harry, por otro lado, encontró la situación extremadamente divertida.

Su reconciliación se había sellado con los tres comiendo hamburguesas en la banca de un concurrido parque.

Esa salida, totalmente improvisada, se había interpuesto con su horario de estudio. Sin embargo, Hermione no tenía nada de lo que quejarse. Estar con sus amigos la había ayudado a relajarse, aunque solo fuera por unas horas.

Suspiró y se dejó caer en la cama. Tenía dos exámenes al día siguiente y no había estudiado para ninguno, de hecho, esa misma mañana se presentó a uno sin haberle dado más que un simple repaso a sus apuntes. Sorprendentemente, y por primera vez en su vida, no estaba preocupada por los resultados y tampoco le angustiaba saber si tendría una buena o mala nota.

Solo podía pensar en Fleur y en las cosas tan interesantes que había escuchado de ella.

Ron les había contado a sus amigos, como quién no quiere la cosa, que Bill le preguntó, el día anterior, si él estaba saliendo con Hermione. Harry se rio por lo improbable de su suposición y Hermione se limitó a esbozar una tímida sonrisa mientras su mente trabajaba a toda velocidad. No era tonta, sabía que Bill y Fleur eran muy buenos amigos. Entonces, que él, de la nada, le preguntara a su hermano menor si es que tenía con Hermione algo más que una amistad solo podía significar...

Se cubrió el rostro con las manos y dio dos vueltas sobre su cama, hasta que su nariz se aplastó contra el colchón y el olor de las sabanas penetró su olfato. Había sido Fleur, no tenía ninguna duda de que había sido Fleur, pero, y aun teniendo la seguridad de que se trataba de ella, la idea se le hacía tan improbable, inadmisible, era tan imposible de creer...

Le gustaba a una mujer. Le gustaba a la mujer más hermosa que habían visto sus ojos. Le gustaba a la muchacha más hermosa que había pisado la universidad. Le gustaba a la chica más guapa de la ciudad, del mundo. Le gustaba a Fleur Delacour.

Y Fleur le gustaba de la misma forma.

Lágrimas —silenciosas e incontrolables— brotaron de sus ojos y resbalaron por su nariz, cayendo y empapando las sábanas blancas.

Era jueves por la noche, lo que significaba que el fin de semana y su cita con Fleur estaban a la vuelta de la esquina. Tenía que llamarla.

***

Penúltimo capítulo... con algo de suerte jajaja. Gracias por leerme y... bueno, se aceptan sugerencias para futuros fanfics jajajaja <3. 

Epifanía [FLEURMIONE AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora