𝑅𝑒𝑐𝑜𝑟𝑟𝑖𝑑𝑜

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C A P I T U L O   I I


    Luego de las miradas extrañas hacia el de rizos y el danés –Lars– salen de la habitación para que le pueda dar el recorrido.

Jason sonríe entusiasmado al rubio, quien le mira de pies a cabeza con desagrado.

—Ni creas que quiero ser tu amigo, no soy ratito como ustedes. Así que será mejor que comiences con el recorrido, entré más rápido mejor para los dos. —habla severo y varonil, logra que la sonrisa de Jason se borre.

—Como sea, no necesito tu aprobación ni amistad. Camina y sígueme, —contesta en el mismo tono el de rizos castaños dejando sorprendido a James —¿qué esperas? ¿a caso crees que tengo tu tiempo?.

James rueda los ojos al notar el cambió de tono en Jason. No esperaba eso, para nada. Se veía tan desilusionado cuando le hablo así, su sonrisa de desvaneció de la manera más miserable como si fuese a llorar cual niño, pero no, respondió de la misma manera. Y es que no es la primera vez que le hacen esto a Jason, y no le gusta que lo traten así, así que les da el mismo trato aunque preferiría seguir siendo el mismo y dar una cachetada con guante blanco, no puede.


—...En la habitación, como lograste ver esta el baño, no debes preocuparte por eso. Hay en total cuatro armarios, así que puedes poner tu ropa ahí. Aquí están las habitaciones de los demás, no siempre puedes entrar.

—¿Por qué? —pregunta el de baja estatura curioso. Es extraño que no dejen pasar a otros chicos a la habitación, si son amigos ¿cuál sería el problema?.

—Porque llegan a pensar que harás otra cosa con alguno de los chicos, ya sabes, follar o besarse, cosas así. La verdad es preferible que no entres. Incluso podrían llevarte al aislamiento, puedes quedarte hasta un mes ahí si ellos quieren. Así que no te metas en problemas, por favor —pide el de rizos con angustia.

—No lo haré. Tampoco aseguro nada, pero trataré de no meterme en problemas.

—Bien bien, te cuento. Como en todos lados están los diferentes tipos de personas, los que siempre están de acuerdo con los obispos y demás, son los ‘santos’, los que le dicen lo que haces a los demás. También están los que están de acuerdo pero son indiferentes y no se meten con nadie, y los que son simplemente indiferentes, o sea gente como Jason y yo.

—Ya veo. Siento que la rubia que entró será de los primeros...

—¡Hey! Yo también, se ve que es un poco mamón, no lo sé —dice por lo bajo el moreno—, estamos siendo prejuciosos. Mira, por aquí...

Jason le muestra el comedor al rubio. —Debes llegar cuando suene la campana, como en la mañana, fue la hora del desayuno. Debemos desayunar los cuatro juntos, pues así son las reglas, si no las quieres seguir puedes asegurar un lugar en el aislamiento.

—¿Aislamiento? ¿Aquí hay un aislamiento? —cuestiona preocupado. Jason emite un sonido de asentimiento— ¿has estado ahí?

—sí, no es muy bonito. Te atrasas en las materias y si es que los profesores son buenos, te dan oportunidad de que entregues trabajos. El día que escuches una alerta, quédate en donde estas y no te muevas, si estás en la habitación, quédate en la habitación. Eso en verdad te lo pido por favor.

—¿Para qué es la alerta?

—Es... —Jason mira a los lados —para cuando los chicos se peleen o se pongan agresivos o un accidente así pase los obispos hagan lo suyo.

𝐓𝐀𝐊𝐄 𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐂𝐇𝐔𝐑𝐂𝐇; Jameson KlarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora