𝐅𝐑𝐄𝐄𝐃𝐎𝐌 |Kawaki.|

01.

Tape mis oídos al querer no escuchar los gritos que mantenía mi padre al gritarle a mi mamá. Quería ir hasta donde estaba ella y poder protegerla de el, pero no podía, sabía muy bien que si iba a defenderla le iba a ir peor. Cerré mis ojos con fuerza restando que todo eso terminará.

Sude frío cuando el silenció inundó todo el lugar, un silencio que de alguna manera daba miedo hasta que escuche un estruendo del lugar en donde estaban mis papás y de pronto escuche  los llantos de mi madre agonizando ayuda. Sin dudarlo corrí hasta donde estos se mantenían y encontré a mi mamá en el suelo sobando su mejilla la cual recibió un golpe de mi padre.

—¡Ya basta! ¡Deja de pegarle a mi mamá!.—Exclame molesta al ponerme enfrente de mi mamá para protegerla, sintiendo como algunas lágrimas pasaban sobre mis mejillas.—¡Ella no ha hecho nada malo!.

—¡____! ¡Vete a tu habitación, esto no tiene que ver contigo.!.—Suplico mi madre desde el suelo tapando su mejilla.

—¡No! ¡No permitiré que te lastime más!.

—Escucha a tu madre, ____.—Oi la voz de mi padre sonriendo siniestramente.—No quisiera ponerme violento contigo.

—¡No me importa! ¡Mamá no ha hecho nada malo!.

Mi papá alzo su mano apunto de golpearme pero antes que lo hiciera mi mamá se puso enfrente mío recibiendo el golpe.

—¡Son un par de inútiles!.—Y con eso el abandono la habitación dejándonos a mi mamá y a mi ahí solas.

Me acerque rápido a mi mamá y la ayude a levantarse notando como estaba escurriendo un poco de sangre por la naríz.

—Ire a traer papel.

—No te preocupes, yo ire a limpiarme.—Ella acarició delicadamente mi cabello y con una sonrisa beso mi frente.—Ve a dormir, son casi las once de la noche.

—Pero...

—Nada de peros, vamos.

Ella se limpio con su mano la sangre que tenía en la nariz para después cargarme y pasar rápido por la habitación en donde mi mamá y papá dormían hasta que llegamos a la mía a lo que ella me recuesta en la cama tapándome con las sábanas.

—Buenas noches.

Ella de nuevo depósito un beso en mi frente, apagó la luz y abandono mi habitación. Nisiquiera sabía a porque mi madre y mi padre discutían todo el tiempo, se supone que los padre deberían de amarse (o eso es lo que ley en un libro).

Cerré los ojos dormida esperando a que mañana fuese un día diferente.

Y como si fuese costumbre mi padre volvió a discutir con mi madre una vez acabamos de desayunar, ella me pidió que saliera a pasear por a aldea mientras que ella se ocupa de mi papá. Al inicio le negué por miedo de lo que posiblemente le haría pero ella solo seguía insistiendo que me fuera por un rato.

No tuve otra opción más que hacerlo.

Salí de la casa pasando por los puestos de comida que había en el pueblo, note como casi toda la gente se me quedaba viendo y otros solo murmuran tales cosas. No me sorprendía nada ya que toda la aldea se enteró de los maltratos que le hacía mi padre a mi madre, en lugar de que ellos hicieran algo solo se ponían a chismear.

Tome la decisión de ignorarlos y continuar mi camino hasta llegar al bosque, una vez ahí tome cualquier rama del suelo y comenze a caminar sin rumbo fijo mientras que daba pequeños golpes al suelo con la rama.

Hasta que me detuve al ver a cierto chico que toda la aldea le tenía lástima debido a que su padre es un bebedor. Usualmente yo venía hasta aquí para verle y hablar.

—Ya es costumbre encontrarte aquí, Kawaki-Senpai.—Le dije llamando así su atención.

—Eres tu _____.—El dejo de tala aquellos troncos y secó su sudor.

—Que cortante eres, ¿a sí tratas a una chica?—Me acerque a el llevando una mano a mi pecho mientras que la otra aún sostenía la rama.—, eres cruel Kawaki-Senpai.

—Lo siento, una pregunta; ¿De dónde sacaste esa rama?.—Este la señala.

—La encontré tirada.—La mire confundida.

—Yo que tú la soltaría.

—¿Porque?.

—Porque la rama que traes es venenosa.

Rápido la tire lejos mientras limpie mi mano con mi ropa y me maldecia por no haber sabido.

—Ya sabía.—Me cruze de brazos a lo que le oigo reír.—¿De que te estás riendo?.—Me acerque a el molesta.—¡¿Acaso te estás riendo de mi?!.

—N-No claro que no...

—Como sea.— Le mire acomodar los troncos para cargarlos.—¿No necesitas ayuda?.

—Estoy bien, puedo con esto.—El comienza a caminar rumbo a la aldea a lo que le sigo.—Siempre vienes a verme ¿porque?.

—¿Te molesta?.—Le pregunté alzando una ceja.

—No, pero creo que a mí también se me hizo costumbre verte.—El me lo dice sonriendo y nos adentramos al pueblo, el continuo su caminó.—Nos vemos.

El se despide de mi alejándose, Kawaki y yo éramos un poco parecidos, el tenía problemas con su padre al igual que yo, ninguno de los dos tenía amigos y salíamos para evitarnos algún problema con nuestros padres.

La demás gente decía que no convenía acercarse al chico pero yo pienso que el no era una mala persona, son solo estúpidos rumores.