¡Mi novia es una Pokéfan!

Capítulo 33: El camino que él quiso que siguiera desde el primer momento.

No puedo, simplemente no puedo. No puedo hacer esto. No puedo traicionar a alguien así. No puedo seguir hacia delante. He de acabar con esto cuánto antes.

- Hanako-san. -dije-

- ¿Sí? -preguntó ella-

- Me parece extraño que no me hayas hablado de Kazuya. Demasiado extraño que no lo hayas hecho aún. -dije-

- ¿Eh? ¿De qué hablas? -dijo ella-

- Tú ya sabes de qué hablo. Lo sabes perfectamente. -dije-

- ¿De qué? ¿De cómo le gustaba? -dijo ella-

- Sí, pero no es a eso a lo que voy. No conoces nada de lo que hiciste... -dije-

Nos quedamos quietos los dos.

- ¿Eh? ¿Qué hacéis? -preguntó Rikka-

- Avanzad sin nosotros. -dije-

- ¿Eh? Bueno, como digáis... -dijo Rikka-

Rikka-san y Yukiko-san se adelantaron.

- Vamos a ver. Tú no tienes nada que ver en aquello. Sé que hice la decisión correcta para quitármelo de encima. -dijo Hanako-

- ¿La decisión correcta? No sabes nada... No conoces lo que es el escuchar las palabras que Kazuya dijo al recordar lo que le hicisteis. -dije-

- ¿Y qué dijo? Por supuesto que no iba a salir con él. -dijo Hanako-

- "Fracasé nada más comenzar este camino llamado vida" Eso dijo. Esas palabras fueron las que dijo. -dije-

- ¿Y qué más da? Si lo dijo años después de que pasara. -dijo Hanako-

- ¿Qué qué más da? ¿En serio? Se nota que tipo de persona eres. Tal como Kazuya dijo: alguien que por ser algo popular se cree la diosa del mundo. Se nota que nunca te han hecho sufrir, ni te han engañado. No han jugado contigo ni te han puesto al borde de la desesperación. Ahora entiendo la razón de por qué Kazuya os odia tanto. Vosotros, qué jugáis a burlaros de nosotros como si fuéramos inferiores... Sois los verdaderos inferiores. -dije-

- Deja de decir gilipolleces, idiota. La vida no es un juego, que es cómo vosotros la veis. No sois populares porque no hacéis más que vivir en la ficción. Mirad a la realidad de una vez. -dijo Hanako-

- La razón por la que no miramos a la realidad es para no veros a vosotros, pedazo de escorias. No queremos compartir espacio con vosotros. Queremos ser felices, pero no podemos. ¿Vivimos en juegos? Que más da, si de todas las formas, la vida no es más que algo que la suerte mueve. Gente como tu, que ha tenido suerte con su vida no conoce lo que hemos pasado quienes hemos perdido lo que queríamos, ya que, a diferencia de vosotros...

Nosotros amamos, hablamos y pensamos con la verdad dentro de nosotros.

Si no tenemos a nadie que nos valore, no es por ser otaku, o vivir en la ficción, sino porque nuestro corazón jamás aceptará vivir bajo una mentira.

Hanako-san me miró con cara de sorpresa, casi a punto de reírse de lo que dije.

- Eres igual de idiota que Kazuya. Nos vemos. -dijo Hanako-

- Eres igual de idiota que todo el mundo. Espero no verte nunca más, pedazo de mierda. -dije-

Ambos nos fuimos por nuestros respectivos caminos. Ahora estaba extraño, y un poco deprimido. Que horrible era la gente. Ahora ya no sabía que hacer. No tenía nada más para hacer. De repente, una idea me vino a la cabeza, y fue la de ir a Tokio, para intentar olvidar todo esto. Me dirigí a la estación, como siempre, y me monté en el tren. Me senté al lado de una chica. El Tomoya de hace unos meses se pondría en modo pervertido, pero sinceramente, paso de hacer eso. Me puse a hablar para mi mismo.