Día#6: Estación del año

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Caía lentamente en los etéreos brazos del viento que lo mecía de un lado a otro, llevándolo en una intrincada trayectoria imposible de predecir. No podía tomarlo; cada vez que lo intentaba una infame brisa lo empujaba a otro lado, dejando sólo un vacío desolador en el cuenco de sus brazos. ¿Acaso nunca sería capaz de alcanzarlo? ¿Acaso nunca podría llegar antes de que llegue al suelo? 

La frustración crecía cada vez que tenía ese extraño sueño en el que él nunca terminaba de caer. No sabía si era porque siempre se despertaba antes de que llegara al suelo o porque realmente nunca dejaba de hacerlo. Una caída eterna y suave, perenne y apacible.

Siempre se pregunta qué sentía el Izuku de sus sueños cada vez que él fallaba en atraparlo. Qué sentía cuando lo miraba fijamente con sus ojos verdes, tan llenos de esperanza en él, que sentía culpa cada vez que despertaba. Sin embargo, no era lo mismo con el Izuku real, ese que siempre se escondía de él cuando lo veía caminar por los pasillos de la escuela y trataba de que no lo notará cuando estaba cerca.

Los ojos del Izuku real lo veían con un miedo atroz, primitivo. Un miedo que él mismo se encargó de forjar e implantarle sin piedad desde muy temprana edad.  No obstante, no podía entender el otro sentimiento que había en la zona más recóndita de sus ojos, un ínfimo brillo similar al que tenía el Izuku de sus sueños. Ese algo que nunca desapareció, a pesar de todo lo que le hizo pasar. 

Él siempre caía, podía verle hacerlo desde muy alto. A veces tenía el aura delicada y fría de un copo de nieve perfectamente formado y bello. Otras veces, una triste y reseca, como una hoja que recién había terminado su ciclo y se desprendía de su rama. Y otras, elegante y rara, como un pétalo de sakura.

Aunque todas estas visiones eran ciertamente hermosas, él sabía que cada una era una cruel metáfora de espera, pérdida y muerte.

No sabía cómo sentirse, no sabía qué hacer para dejar de soñar su caída. Sólo quería, desde lo más profundo de su corazón, que el otro vuelva a sonreírle como antes, con esa sonrisa que brillaba más que el sol del verano. 

Short-Shots para Bakugou KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora