La tarde pasó volando entre recuerdos tristes y anécdotas divertidas.
Viviana, como otras chicas de su sector, terminó marchándose de casa con un hombre que le prometió el cielo y la tierra.
Esa situación era de lo más normal en los barrios marginados en el que vivían, la situación económica, la falta de oportunidades y la presión social eran los alicientes que llevaba a miles de jóvenes a embarcarse en una relación marital, buscando con eso una salida del mundo miserable en el que habitaban.
Viviana creyó que su destino sería diferente, aquel hombre parecía ser responsable, su educación era un nivel superior a los habitantes del lugar, su apariencia era un reflejo de una inteligencia de las que allí escaseaban, sin embargo, todo era una máscara, una artimaña de conquista que utilizaban miles de hombres para envolver a jovencitas como ellas, inocentes, llenas de sueños.
Aquella decisión trajo consigo consecuencias irreparables, unas negativas y otras positivas como lo fue su pequeño David que estaba a ley de dos semanas de cumplir los tres años.
Esa fue la razón por la que Viviana decidió tomar las riendas de su vida con más responsabilidad, ya no era ella, sino que alguien más necesitaba de su estabilidad física, mental y económica para seguir hacia delante.
Fue así como nació aquella boutique en la que se encontraban, fue el esfuerzo de un par de años, el deseo ferviente de criar a su hijo en un mejor ambiente y de esa manera evitar que repitiese su misma historia, o aún peor, que no logrará escribir la propia. No llegó a terminar la universidad, no obstante, tenía en su currículum algunos cursos técnicos sobre costura y diseño de modas.
Su tienda no representaba lo más chic de la sociedad, pero era la inspiración de muchas chicas que al igual que ella necesitaban de un empujoncito para animarlas a continuar, también era el sustento de su familia, esto le permitía llevar un pan a la boca de su hijo.
Las horas corrían sin que ellas lograran percatarse de ello, fue la interrupción de Mich lo que las trajo al presente.
Se despidieron con un fuerte abrazo y con la certeza de que su amistad florecía trayendo consigo la dicha de saberse juntas otra vez.
Raven salió de allí con la promesa de volver o en todo caso que Viviana la visitara en cuanto pudiera. Con Mich siguiendo sus pasos llegó al auto sintiéndose ligera, como si flotara en una nube, una enorme carga fue quitada de sus hombros con aquel reencuentro, la sonrisa en su rostro fue la certeza de ello.
Al poner el auto en marcha, Mich no aguantó la incertidumbre, muy bien dicen que la curiosidad mató al gato, porque creía estar sintiéndose uno en aquel momento, quería saber que tanto hablaron su hermana y Viviana, algo en su mirada había cambiado, el velo de tristeza que estuvo todos estos años cubriendo sus ojos se había difuminado un poco. Aquello le gustaba, sabía que a su hermana le faltaba mucho camino por recorrer hacia la felicidad plena en la que la quería ver, pero poco a poco, se dijo.
Llegaron a casa sintiéndose en paz, el silencio no les molestaba, le permitía pensar en todo lo acontecido ese día. Al llegar al apartamento, Raven tomó asiento deshaciéndose de sus zapatos, Mich sin resistirlo más la abordó.
—¿Me dirás que hablaron tú y Viviana? —tanteó con curiosidad. Una sonrisa fue la primera respuesta a la intromisión de su pequeña hermana.
—Gracias—Raven sabía que de no ser por su hermana, aquel encuentro entre ella y Viviana nunca se habría efectuado. Consideró que agradecerle por motivar aquel reencuentro era lo mínimo que podía hacer.
Mich se acercó a ella sin dejar de contemplarla, sintiéndose orgullosa de tenerla como hermana, tomó asiento a su lado y en menos de nada la envolvió entre sus brazos.
—No hay nada que no hiciera por ti—todavía le sorprendía la madurez que mostraba su hermana, pero a partir de entonces tenía claro que Mich se había convertido en una mujer adulta, con conciencia propia de sus actos. Siempre estaría para ella, protegiéndola, siguiendo sus pasos para ayudarla a levantarse en caso de que tropezara, sin embargo, comprendió que el tiempo no perdona, que no podía seguir estancada en ese bucle en el que estaba encerrada desde la muerte de su madre.
Se propuso disfrutar, vivir su vida con libertad, disfrutando de las nuevas oportunidades que esta le ofrecía.
El fin de semana viajaron fuera de la ciudad para la firmación de las últimas escenas de la película en la que estaba trabajando. Sabía que la misma sería muy criticada, había aceptado un papel fuera de lo que por general interpretaba y esperaba con ansias ver el resultado de su atrevimiento.Las grabaciones se extendieron por una semana y media, cuando regresaron a la ciudad se la pasó dando entrevistas a páginas web y programa de televisión sobre lo acontecido con su ex. Aquello que bien lo pronosticaron su director y manager le sirva para promocionar su película.
La campaña de marketing iba viento en popa, incluso, algunos cines le habían extendido la invitación para presentarse de sorpresa el día del estreno de la película y hablar con los espectadores. Aquella idea le fascinó, estaba disfrutando de una nueva etapa en su carrera, las puertas comenzaban abrirse sin siquiera tocarla como un indicativo de su creciente éxito.
El lunes por la mañana caminaba con prisa por los pasillos del colegio al que asistía su hermana, la habían convocado, con pasos apresurados se dirigía al aula donde se llevaban a cabo las reuniones con los tutores de los alumnos, Mich le había informado que se encontraba allí en espera de ella.
Podía caminar tranquila sabiendo que no se toparía con algún alumno, no tenía problemas con los padres, pero los chicos, en especial los varones solían alborotarse cuando descubrían su presencia en el centro.
Entró en el lugar mirando hacia el frente para ver si la directora o algún maestro ya se hallaba en el lugar, al no ver señal de ellos respiro con tranquilidad, se había retrasado un poco, el tráfico de aquel día estaba insoportable.
Vio a su hermana sentada con despreocupación mientras jugaba con su móvil, al verla acercarse detuvo su actividad y se levantó a recibirla. Antes de que pudiera saludarla una voz la interrumpió desde algún lugar del salón.
—Llega tarde—el tono de reclamo no pasó desapercibido para Raven. Con su cuerpo en tensión giro en busca del entrometido que intentaba darle lecciones de responsabilidad.
—No creo que ese sea su problema —argumentó sin fijarse muy bien a quién se dirigía.
Cuando sus ojos se encontraron con los del causante de su repentina molestia su cuerpo reaccionó de una manera extraña. Su mirada la recorrió de arriba a abajo haciéndola sentir vulnerable. Si no fuera por la resequedad que sentía en su boca, podría jurar que estaría babeando ante el espécimen que se encontraba frente a ella observándola entre fascinado y enojado.
—Lo es cuando me hace perder el tiempo —¿y este quién se creía? Fue el primer pensamiento de Raven una vez salió de su ensoñación.
Si la mirada matasen, aquel hombre no estaría en el mundo de los vivos en ese momento cuando los ojos de Raven parecían lanzar dagas en su dirección.
—¿Vino a una reunión o asesinarme con la mirada?—continúo al no recibir respuesta de la morena cuyos ojos parecían querer matarle.
—Será...
—Raven, él es Leonard, mi nuevo profesor de química—el insulto que estuvo a punto de salir de su boca murió en la misma al escuchar a su hermana.
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Raven: detrás de las cámaras
RomanceUn minuto. Sesenta segundos que lo cambian todo. Ese fue el tiempo que Raven necesitó para darse cuenta del caos en el que se convertiría su vida ante la más devastadora noticia. Una actriz en auge que busca destacar en un mundo lleno de prejuicio...