5 años después...Con pasos lentos avanzaba por el set sintiendo las miradas de todos sobre ella, ya se había acostumbrada, al principio le resultaba molesto, preguntándose que vida tan monótona tendría que vivir alguien para estar pendiente a cada movimiento que ella realizara.
Con el pasar del tiempo aprendió a restarle importancia, a ignorarlos, caminando erguida como si no existiera—Si eso los hacía feliz quién era ella para arrebatarle aquella dicha—. Además, sentía un gran respeto porque llamar la atención de aquella manera era parte de su trabajo.
Ahora sonreía al ver aquella actitud, de alguna manera estaba contribuyendo a una buena causa, permitir que aquellos paparazis, que invadían su privacidad sin ninguna muestra de respeto lleven un pan a su mesa. Ella más que nadie sabía lo que era pasar vicisitudes económicas, por eso intentaba que aquello no le molestara tanto.
No obstante, las miradas que estaba recibiendo mientras avanzaba hasta la oficina de Leticia—su representante—, se sentían diferente, miradas cautas como señal de que lo que se avecinaba no iba a gustarle.
Llegó a su objetivo intentando no caer en las provocaciones que le lanzaban, los murmullos alrededor no eran de su agrado, podría soportar que la observaran hasta que sus pupilas se desgastaran, sin embargo, odiaba que cuchicharan a sus espaldas.
—Va a enojarse y tendrá una buena. razón para hacerlo. —Es lo primero que escuchó al abrir la puerta de la oficina provisional de Leticia.
Actualmente se encontraban en la grabación de una película de acción con tintes eróticos que la tenía muy emocionada. Nunca imaginó que dedicarse a la actuación la haría tan feliz, pero lo hacía, a pesar de los obstáculos que había encontrado en el camino. Le encantan poder convertirse en alguien más por un momento capaz de hacer o) lo lograr cualquier cosa.
Mientras se acercaba a cada vez más a su destino, sonrío presa de un recuerdo. Aquella tarde en el parque cuando Leticia la vio llorando porque había perdido su trabajo, pensar en aquel momento la llenaba de nostalgia, pero siempre terminaba igual, sonriendo porque al principio creía que la mujer estaba un poco chalada. Cuando recibió la tarjeta de parte de Leticia, la guardó en su bolso por su conciencia con el medio ambiente, tirar basura a la calle constituía seguir destruyendo el planeta y ella no sería parte de la causa. No pretendía llamarla, no obstante, en aquel momento no sabría que hacer sin ella.
Fue su hermana quien la convenció para que lo hiciera después de contarle todo lo sucedido aquel día. Al final resultó ser una muy buena decisión.
Leticia se dedicaba al mundo del entretenimiento, específicamente a buscar nuevos talentos para la actuación. No vio ningún talento en ella, más bien sintió lástima por su situación por lo que le ofreció un papel sin importancia participando como extra en un comercial para una marca muy reconocida. Aquel día había ganado más de lo que le pagaban en el hotel donde trabajaba durante un mes. Desde entonces cada vez que tenía la oportunidad de participar como extra en alguna película, comercial o serie, lo hacía. Fue así como cada día fue introduciéndose en el mundo de la actuación.
Un día, mientras grababan un comercial para un restaurante de tres estrella Michelín, una de las actrices tuvo un desacuerdo con el director del comercial abandonado el set sin ganas de regresar.
Ver a Leticia tan desesperada y a punto de sufrir un colapso nervioso hizo que se ofreciera a tomar el lugar de la actriz, no sabía qué hacer, hasta el momento su trabajo consistía en aparecer en una mesa sentada sin decir nada para hacer público, o caminar por la calle como un transeúnte mientras que delante de ella se desarrollaba toda la trama sin que su participación hiciera alguna diferencia.
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Raven: detrás de las cámaras
Storie d'amoreUn minuto. Sesenta segundos que lo cambian todo. Ese fue el tiempo que Raven necesitó para darse cuenta del caos en el que se convertiría su vida ante la más devastadora noticia. Una actriz en auge que busca destacar en un mundo lleno de prejuicio...