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Siendo él mismo atlético, a Brett le encanta poder competir contigo. Tu talento atlético puede haber sido lo que lo atrajo a ti en primer lugar, pero una vez que llegó a conocerte, se estaba volviendo loco. Poder correr por tu vida también es una ventaja a sus ojos.
A menudo pasas los fines de semana en la casa de Brett, lanzando goles o jugando al voleibol en el patio trasero de Satomi. Su hermana te adora y viceversa, así que te propones pasar tiempo con ella, jugar con el maquillaje y mostrarle cómo te peinas para los concursos de porristas.
Cómo te conociste: Casi le pateas una pelota de fútbol en la cara mientras él jugaba con sus compañeros de equipo. Afortunadamente, el alto jugador de lacrosse del otro lado del campo tenía reflejos sorprendentemente rápidos. Te habías acercado a trotar, avergonzado y disculpándote profusamente.
"Esa fue una patada increíble", le dijo Brett, lanzando la pelota hacia atrás con una sonrisa.
"Lo siento mucho", suspiraste. "Es sólo que me sobrepasé, supongo".
"Creo que puedo perdonarte", dijo Brett. "Si me dejas llevarte a una cita".
