꒷꒥ 𖥻 ❛ 𝐃𝐫𝐚𝐰𝐢𝐧𝐠 𝐃𝐞𝐚𝐭𝐡 ৎ୭

Turf

Botánica. Alfred estaba bastante seguro de que ese era el nombre. Le gustó cómo sonaba. Botánica. Como si fuera una especie de científico que hubiera dedicado años de su vida a este único oficio. Botánica ... Tenía un sonido mucho mejor que "cultivar marihuana en el armario de tu habitación para que puedas pagar el alquiler".

-Okey. Ahí tienes, pequeños tipos.
Se sentó sobre los talones y se secó la frente, untando suciedad. Le dolían las rodillas de estar arrodillado y la tierra le humedecía los pantalones. Entonces, había tenido un derrame. Nada extremo, si le preguntaste;
Por supuesto, Arthur tenía una idea diferente sobre lo que constituía un "accidente grave". Alfred lo escuchó preocuparse mientras entraba al dormitorio.

-Aquí. Una escoba y un recogedor . Arthur puso los utensilios en el regazo de Alfred. -No estoy seguro de si estás familiarizado con estos inventos, pero creo que los encontrarás bastante útiles.

-Vaya, nunca había visto algo así antes. Alfred se maravilló de la escoba en su mano. -Entonces, ¿qué, yo solo… barrí esto? ¿Puedo hacer eso?
¿Eso está permitido?

-Está bien, sí, la broma ha pasado...

-Quiero decir, personalmente, siempre pensé que limpiar era ilegal a menos que fuera tu profesión. Como una sirvienta o algo así. Los ojos de Alfred se agrandaron, grandes y azules, detrás de sus lentes. -Supongo que por eso siempre te he admirado. Estás siempre limpiar, incluso sin un permiso y eso es, wow. Eso es una locura para mí .

-Alfred

Se animó ante el latigazo del tono de Arthur. -¿Si?

-Solo, por favor. Arthur cerró los ojos, pellizcando el puente de su nariz. Hizo un suave gesto con la mano libre. -Limpia tu desorden.

-En eso, amigo. Alfred sonrió para sí mismo mientras trabajaba. A veces, las burlas y los gemidos de exasperación de Arthur hacían que todo valiera la pena. Cuando terminó de llenar el recogedor de tierra, se quitó los guantes de goma y miró a Arthur. -Oye, no creo que te lo haya preguntado nunca pero, ¿de dónde sacaste tu hierba antes? Antes de que estuviéramos cultivando los nuestros, quiero decir.

Arthur se quedó quieto un momento, con los ojos fijos en el centro de la frente de Alfred. Estaba estudiando la mancha negra allí, Alfred lo sabía, y su mano se crispó como si apenas pudiera evitar limpiarla. Alfred se pasó la mano por la frente de nuevo, manchando aún más la tierra. Sonrió inocentemente y Arthur parpadeó antes de darse la vuelta.

-Un chico rubio con el pelo ridículamente puntiagudo.
Arthur se puso de pie y su atención se redujo a una colección de botellas de plástico. Desenroscó las tapas y comenzó a tomar medidas de su contenido. -Honestamente, pensarías que está tratando de captar una señal de radio.

Alfred rió. -Dios, espero que no hables de mí así, cuando no estoy cerca.

-Actúas como si no le hubiera dicho esto en la cara, en múltiples ocasiones.

Arthur trabajaba mientras hablaba, y la conversación no lo distrajo ni un instante. En cierto modo, fue fascinante verlo trabajar. Cada uno de sus movimientos fue deliberado, casi mecánico en su propósito. Entrecerró los ojos mientras mezclaba nitrógeno y fósforo y algunos otros nutrientes que Alfred no podía recordar. Si alguien aquí fue un verdadero botánico o científico o lo que sea,
ese fue Arthur Kirkland.

-Ajá. Aquí estamos. Arthur enganchó un meñique debajo del gatillo de la botella de spray y se lo ofreció a Alfred. -Una solución de alimentación perfecta. Como siempre.

-Amigo. Alfred aceptó la botella con una sonrisa. -Eres increíble en todo este asunto de la química.

-Oh, lo sé , y aquí estoy desperdiciando mi talento en el cannabis. Arthur suspiró y se agachó junto a él. -Es una lástima, de verdad. Yo debería ser preparar metanfetamina “.