jungkook tiene una agenda muy ocupada y taehyung un corazón roto.
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adaptación. pro...
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El amor a veces es tan complicado, así como otras veces no lo es. Lo normal, lo simple y fácil aburre muy rápido y muchos de nosotros sin darnos cuenta nos llegamos a complicar tanto y a complicar todo de una manera tan increíble. Tratando de arreglar algo que no tiene arreglo, tratando de conseguir una respuesta a cada pregunta que pasa por nuestra cabeza. Creo que es más el hecho de que en el interior todos somos algo melodramáticos y queremos, de alguna manera, sentir que nuestra vida romántica es tan trágica y complicada como la de las telenovelas.
Entendí todo eso dos días después de mi llegada a Italia. Aquella suavidad en mis labios, aquel calor reconfortante recorriendo todo mi cuerpo, aquel dulce olor embriagandome, aquella suavidad en mis manos. Allí, en ese instante supe que había sido un tonto todo este tiempo.
— ¡Jungkook!
Me desperté y mire a Yoongi sonriéndome como siempre, mientras sostenía dos tazas de, lo que intuí debido al olor, como café en sus manos. Este chico es el epítome de la felicidad.
— ¿Qué haces despierto tan temprano, Hyung?
— Bueno, no estamos aquí de vacaciones ¿no? Vamos, tenemos una entrevista. Luego Hyung dijo que podremos pasear o ir a tu casa para ver a tus padres.
Sonreí ante sus palabras ¡eso sonaba fantástico! Pues sentí que el día anterior había pasado muy rápido y las horas que pasé con mis padres fueron más bien minutos.
Más animado que nunca de estar nuevamente en mi hogar y sentir la calidez de este mismo, me levanté, tomé un sorbo del café que Yoongi me extendía en aquella pequeña taza blanca y luego se lo devolví de nuevo. Para luego disponerme a buscar mi celular, pues quería avisarle a mi madre de mi visita para que fueran preparándose para recibirme con esos platillos deliciosos de mi padre que tanto había hechado de menos, y obvio, para que Yoongi supiese lo que es comida de calidad.
— ¿A quién llamas? — me preguntó Yoongi al verme marcar con rapidez en el celular y colocarmelo en la oreja una vez lo encontré entre las sábanas. Lo miré y podía imaginarme cuán radiante y grande era mi sonrisa al verlo sonreírme con calidez, casi sentí que era mi segundo padre.
— A mamá, voy a decirle que más tarde iremos para allá a cenar. ㅤ
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