3. Esclavo

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3. Esclavo


Los rayos del sol se colaban por las persianas de la ventana, ocasionando que Donghyuck frunciera el ceño y terminara despertando.

-Ah, qué dolor de cabe-- ¿Jeno? ¿Qué haces aquí? – cuestionó asustado.

-¿No recuerdas nada? – preguntó preocupado el aludido, quien se había despertado un par de minutos antes que el moreno.

-Oh – exclamó mientras que recorría con la vista la habitación, topándose con sus ropas regadas en el suelo y en la cama -Sí, pero... cómo fue que nosotros—

-No tengo la menor idea – suspiró.

Ambos se quedaron en silencio durante algunos segundos.

-No le digamos a los demás – sugirieron ambos en unísono.

Los dos rieron tras escucharse.

-Dejémoslo como una aventura de amigos – propuso Donghyuck.

-Una aventura secreta.

Volvieron a reír, aunque en realidad ambos estaban confundidos a más no poder; además de que ahora todo sería incómodo entre ellos.

Una vez que Jeno se fue, Donghyuck se dio un baño y desayunó un poco de café y algunas galletas. Tenía una de las peores resacas de su vida y no recordaba haber bebido tanto como para terminar así.

De pronto, a su mente llegó el recuerdo de aquel sujeto del antro. Su rostro era difuso, pero su silueta era bastante vívida.

Muy en su interior deseaba haberse ido a la cama con aquel sujeto en lugar de uno de sus mejores amigos.




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Días después


Donghyuck llevaba cerca de una semana sin dormir por culpa de aquellos "sueños húmedos"; su vida social se había visto afectada, apenas salía del trabajo se iba directo a casa a intentar dormir, pero tan pronto profundizaba, su cuerpo daba un pequeño brinco que le terminaba despertando.

-Vamos, Donghyuck. Necesitas dormir – se dijo así mismo mientras se miraba al espejo. Su rostro estaba demacrado.

Apagó la luz del baño sin percatase que al hacerlo, una figura se dibujó detrás de él; se sentía observado, pero el cansancio era más, así que le restó importancia a aquello. Se metió a la cama y respiró hondo una vez que se acomodó.

Comenzó a caer en sueño profundo cuando sintió su temperatura corporal elevarse y, al poco tiempo, las sensuales caricias de unas enormes manos, empezaron a causar estragos en él. Como todas las noches, intentó con todas sus fuerzas despertar, pero le resultaba imposible.

El ser estaba tan enfocado en derretirlo de placer que olvidó suministrar una dosis más para mantenerlo adormecido, provocando que el humano despertara.

-¿Quién—

Mark se incorporó con rapidez y se sentó sobre él, amenazándolo con una de sus filosas garras, la cual presionó contra su cuello, a la altura de la yugular.

[MarkHyuck] The MasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora